En la siesta
febrero 27, 2010
No te alcancé.
Te fuiste y me quedé con las palabras llenas de sentimiento en la garganta. Mientras tú querías un abrazo.
Y yo que me cuidaras mientras dormía entre tus brazos, en la profunda noche, en la que no existe el sol. Sólo la Luna. Por quien peleamos una custodia.
¿Suceptibilidad?
Claro; han pasado demasiados años entre demonios e infiernos, y siempre estabas ahí. Conmigo.
No; no puedo. No me lo logro perdonar.
Aunque cuántas veces he dicho que esto es lo mejor… sin embargo duele. Dormir sola y perderme de tu mirada mientras yazco en la cama desnuda con los ojos cerrados. Simplemente sintiéndote.