Por-venir.
octubre 13, 2010
Alguna vez derramé lágrimas sobre tus hombros.
Otra vez me desmayé en tus brazos.
Muchas veces más me desaté el cabello y te demostré todo.
Fue tan fuerte, que bien dices tú, te maté.
Te mordí, te succioné la vida.
Quedaste herido, me quisiste lastimar y lo conseguiste.
Pero eso queda en el ayer.
Lo único que tengo ahora son marcas de dolor.
Visibles e invisibles, pero ahí se encuentran.
Y lo sabes…
Como yo sé lo que significan esas palabras no dichas
Esas palabras escritas.
Esos sentimientos enfermizos y arriconados en tu corazón.
Te llaman traicionero, tu propio ser te desprecia.
Y yo, ahora me encuentro lejos.
Aunque me veas, ahora todo es pasado, melancolía, dolor.
Pero no de mi parte.
Tú fuiste la causa.
Ahora yo sólo volteo la mirada y te niego.
No entiendo todavía qué pasó.
Tampoco lo quiero averiguar.
En este tiempo soy yo, y la luna está pronta a llegar.
Ya no me importarás.
octubre 14, 2010 at 18:32
Un amor muy fuerte, una herida muy profunda.
Podría decir que compartimos el mismo sentimiento. Muy hermoso poema.
Saludos