Suspensiva

diciembre 6, 2010

Nunca pensé que llegaría este momento; nunca creí que estos días llegarían a contar estas cifras, ni yo ni muchos menos los otros, tampoco los demás.

Hoy; ya lo dije, sólo tengo recuerdos, parecen espadas filosas, estocadas sin una mano temblorosa. Hoy los recuerdos me invaden, mientras escucho tu voz con esa cifra, mientras tenía la mirada perdida en un abismo, cuando recordé 10 años atrás.

No pensé que estaría aquí, esto no parece ni un sueño, ni una pesadilla, tampoco un anhelo o algo que me llene de vida. Es un vacío. Pero uno de esos que invitan a la decepción, a muertes, a soledades que están presentes. No los vacíos que llenan, incluso de lágrimas el piso, las paredes. Hoy como muchos días, semanas, meses y años antes no puedo ver el cielo, sigo en la luz que me lastima, entre las ideas claras de lo que debo de hacer, y de lo que no debo de hacer; pero simplemente hay cosas (como siempre) que no están en mis manos, y hoy veo, que por más esfuerzo que haya hecho, esto no ha servido de nada.

He acumulado las mayores decepciones de mi vida estando aquí, he conocido a las peores personas, a los más mentirosos, a las más putas, a los libertinos y a los que se creen santos, incluso quien se ha llamado Jesucristo. He conocido parásitos como no había visto en mi vida (y he vivido), la hipocresía me rodea en todas sus facetas y me tienen harta. Sus máscaras las conozco, y sus nombres parecen tatuados por lo que me han hecho. Y yo, para mi desgracia, no puedo olvidar.

Hoy me doy cuenta de que el sistema es una porquería, pero también de que E y R están orgullosos de mí, por lo que soy, por lo que hago, por quien soy. Y eso para mí es mucho.

No voy a ser injusta; he conocido la amistad y el apoyo de otras personas. Lamentablemente esas personas se quiebran ante mí, y eso me lastima, y me hace alejarme de ellos.

Hoy tengo el sabor de tres besos robados, un sabor tan vacío con el dibujo de una sonrisa de felicidad que no sé si es verdadera o falsa. Y tengo el humo de varios cigarrillos que me envuelve, hoy hay frío y hay lágrimas.

Hay poesía que deshacer y cuentos que terminar para empezar. Ensayos que mandar, direcciones que cambiar, y no olvidar tres días, tres o cuatro días que han sido de los peores en mi vida, en esta y en la otra.

Hoy no encuentro dilemas existenciales, encuentro frustración y emociones muy altas y otras muy bajas. Encuentro poder y encuentro impotencia, debilidad. Así como fuerza y vida y la vida que va tomada de la mano con la muerte y sonríe.

Escucho ecos de una niña con un globo, sueños rotos e ilusiones perdidas, que nunca se pensaron. Y de nuevo quisiera tirar la botella al mar. Pero ya no estoy y extraño mucho Kilmovee y algún diciembre allá. Y extraño a mi Luna y también a Nephilim.

Y veo libros, antiguos y viejos, y todos están a mi alrededor susurrando; pero no sé si me hablen a mí o hablen entre ellos. Yo ahora sé que no sé español y quiero a mi Inglaterra, a mi casa, a mi historia, a mi abuelo.

Y lloro, y lloro mares de angustia y de desesperación, hasta que caigo en un charco de sangre formado por gotas que caen de mi cabeza. Y no sé si esto es real.

Pero de nuevo siento la opresión, la hipocresía y el esfuerzo hecho en vano.

Tomo pastillas, tres, cuatro… no las cuento ya.

Quiero dormir, estoy cansada. Y es así como quedo suspensiva.

En un qué será de mañana… que ya es hoy o de mí, que no sé quien soy.

Lord Byron

abril 19, 2010

Quien se imponía con su bastón tras una deformidad.

Quien amaba y odiaba por temporadas.

Quien estuvo en la noche de tormenta en la que nació Frankenstain.

Uno de los mayores Románticos que tenemos en la historia.

Muere un 19 de abril de 1824 en Grecia, siguiendo sus ideales y dejándonos con su incompleto «Don Juan» y terminando con la maldición de los Lores Byron que mueren a los 36 años.

En un álbum

Sobre la fría losa de una tumba
un nombre retiene la mirada de los que pasan,
de igual modo, cuando mires esta página,
pueda el mío atraer tus ojos y tu pensamiento.
Y cada vez cada vez que acudas a leer este nombre,
piensa en mí como se piensa en los muertos;
e imagina que mi corazón está aquí,
inhumado e intacto.
Lord Byron.

I’ll miss you

junio 1, 2009

You call me a dog well thats fair enough
cause it aint no use to pretend
Youre wrong
When you call me out I cant hide anymore
I have no disguise you cant see through

Well you say its bad luck
To have fallen for me
Well what can I say to make it good for you
You wore me out like an old winter coat
Trying to be safe from the cold

But when its my time to throw
The next stone
Ill call you beautiful if I call at all

You tell me Im low cause Ive slept on the floor
And out in the woods with the badgers & wolves
You threw me out cause I went digging for gold
And I came home with a handful of coal

But when its my time to throw the next stone
Ill call you beautiful if I call at all
And when its my time to call your bluff
Ill call you beautiful or leave it alone
You call me a dog
Well thats fair enough
It doesnt bother me as long as you know
Bad luck will follow you
If you keep me on a leash and
You drag me along.

Is the end of this book, we will miss you CMPN…

Thanks for the record. Thanks for that past.

Goodbye.

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¿Quien?

abril 27, 2009

Tienes serpientes que se desenvuelven cual espirales cayendo por tus hombros y por tu espalda. Tu piel es blanca y tus ojos inmensos; hipnotizantes a quien te mira.

En un pedestal, sola, sin nadie que llegue a ti, ausente del mundo, todos mirando y buscando el lugar en dónde estás.

Muerta, sólo en fantasías y en sueños te encontrarán.

Cuando saliste de ese baño, tu piel pálida y las cuencas de tus ojos púrpuras miraron el reflejo de un cristal, tus labios sellados enmudecieron una vez más y caíste, en ese torbellino del que pareciera no puedes escapar.

La tierra es el dolor que te hace vivir, el mar es el sentido que te hace vibrar para así querer huir y fundirte en ese negro abismo, del que no saldrás jamás.

Tus labios encarnados no dirán una palabra más, hasta que sientas ese abrazo pasional, que calcine tus ansias y acabe con ese malestar.

No preguntes, no indagues, no; no te dañes más.

Olvida las pesadillas y no te concentres en los sueños, deja las aflicciones atrás; libérate; no sufras  ni agonices ya.

Súmergete en el día, en la noche y no despiertes hasta un brillo en una nueva oscuridad.

Tus huesos son frágiles, toma su dolor y empléalos como dagas contra ellos, no permitas que te dañen más.

Descarga la furia con quienes lo merecen pero tú, no te culpes; incluso si es por matar.

Brinda con una copa que tiene veneno, que contiene sangre, que tienes guardada en aquel altar… Nada contra el viento y déjate llevar, ansía el momento, que pronto llegará y con él, la felicidad, esa que siempre has buscado y que pronto se culminará.

Cuervos

marzo 25, 2009

La montaña lloraba sangre mientras los lamentos de las ánimas que pupulaban en peregrinaciones, tan sólo querían expiar sus culpas.

La acidez de sentimientos; de aquellos que alguna vez sintieron placer ahora eran presas de sus propios tormentos, del pasado que los condenaba sin darse cuenta de que ellos mismos ataban esos grilletes en sus muñecas y tobillos.

El aliento de los suspiros se había extinto y ahora sin aire que respirar, se encontraba un remolino salido del propio cielo, de alquien que los vigilaba, quien en un grito hizo que vidrios de las ventanas se quebaran y entraran por los ojos de los tuertos; el mar sucumbió ante las plegarias y encolerado sacudió a la montaña y a quienes se encontraban en ella. Las lágrimas de sangre ahora eran ríos de fuego que la boca de la montaña que escupía con asco y desilusión de lo que había pretendido ser o tener.

Todo había sido una farsa; la peor de las farsas era haberse encontrado con quienes cometían esos «errores» los  mismos que disfrutaban de tales y después afligidos se flagelaban con coronas de espinas y látigos; los mismos que antes habían usado, no sólo en sus fantasías.

La tempestad se desató ante la furia de los dioses y así hizo desaparecer la montaña para no hacerla sentir nunca más y como en otras civilizaciones quedó recordada, cómo lo que fue, por sus habitantes, por sus hábitos y por la maldición que los tenía más que hundidos en el mar de lava, carcomidos por gusanos y con la carne hervida por el arrepentimiento y los pensamientos del «…Y si hubiera…».

Pero no hubo más rendición, ni escape, todo se hundió y esas almas afligidas quedaron apagadas, calladas como las flamas de las velas en los candelabros que nunca más se utilizaron para la última cena.

Lo que se recuerda es la montaña, aquella montaña llamada de Los Cuervos, de esas almas con caretas y disfraces, sin luz, de esas mismas que aprovechando su ventaja, hundían sus deseos en lo profundo de otros ojos, mientras el viento sólo arrebataba llantos y clamos, súplicas que ahora sólo se escuchan en tardes, cuando alguien busca el arrepentimiento de aquello que sabe que hizo mal, cuando recuerda a la montaña sangrante, cuando los cuervos por sueños le persiguen.

Cuando los cuervos surcan los bosques y las colinas croacando… asustando a los arrepentidos. Haciendo memoria de lo que un día pasó, y de lo que podía pasar; de ese miedo que muchos tienen, pero que no se atreven a enfrentar.

Mirar a un cuervo en ese camino, mirar sus ojos de fuego, su brillante plumaje, temblar de miedo y no bajar la mirada, pues puede que sea una de esas ánimas y te lleve a las tinieblas y te impida disfrutar de los placeres que disfrutarás; tal vez, si llegas a estar vivo, de nuevo.

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Atrapada

marzo 20, 2009

Caí dentro de esa caja; cuando abrí los ojos me percaté de que no había ni una salida, ni una entrada. Estaba acostada en forma fetal, no había casi aire y todo era negro en derredor. El poco aire enviciado ya tenía el aliento de sus recuerdos y veía entre mis manos arrugas, que se desfiguraban cuando movía los dedos y con las pupilas dilatadas vi que sólo eran mis venas saltadas por la alta presión sanguínea y la «atmósfera».

No sentía miedo, el miedo se da ante lo desconocido, y ahora yo simplemente tenía angustia, por no saber lo que podría pasar.

¿Cómo había llegado allí?

¿Cómo podría salir?

¿Estaba sola o me acompañaba?

Sentía su aroma de frases, su acento en mi voz.

De tanto pensar quedé dormida, tenía las manos sujetando fuertemente mis rodillas y me encontraba desnuda, temblaba de frío y tenía fiebre. Desperté temblando y miré hacia todos lados, los cuales parecían los mismos, todo era oscuridad y sentí debajo de mis pies descalzos huesos secos y tierra.

Pero seguía sin poder moverme. Me habían cortado las ilusiones. Por primera vez necesitaba usar mi voz, y no servía de nada un grito, sólo quería hablar, quería que se me escuchara. De nada servían mis ilusiones. Seguía pensando en cómo subí esas escaleras, seguía pensando en esa niña que se reflejaba en los espejos con marcos dorados, sentía el fuego que me consumía. Todavía.

Poco a poco pude ver más claro…

Me di cuenta de que las uñas de mis manos habían sido recortadas, y mis ojos estaban secos; quería llorar pero no podía y lo poco que veía era distorsionado. Sabía que eran mis manos pero no las reconocía, esas arrugas en forma de venas me asustaban y me hacían pensar en mi edad.

La angustia me apresaba y yo no podía más que tocar mi pecho y rogar no más por ese estado. Cerré los ojos y sentí un resplandor que hizo que me sobresaltara. Cuando abrí los ojos ví que era un sueño, que me encontraba en esa vieja cava, dónde a mis 5 años me escondía con libros y cuadernos; esa vieja cava que guardaba todos mis secretos, y no me podía mover porque esa niña ya había crecido; y la posición fetal significaba que quería el regreso.

El regreso – ¿ a qué?

-¿Era la felicidad acaso?

Cuando vi el respandor con los ojos abiertos vi que estaba en un cuarto blanco, sin ventanas, sin puerta, sin cama.

Lo más increíble era que YO misma me veía… mi cabello estaba suelto y estaba cada vez más delgada, sabía que era yo, pero no era mi cabello. Seguía pensando en aquellos huesos que sentí por debajo de mis pies… eran los recuerdos, eran los muertos de ese incendio en los que sobrevivió la nena de 7 años.

Seguía viendo y oliendo soledad. Antes sentía su compañía de una forma u otra, pero ahora seguía sintiendo ese daño, ese dolor y grité hasta quedarme afónica, pero no hubo ojos que leyeran mis labios. Cuando me recobré de ese ataque de histeria me percaté de que estaba atada por las muñecas y por los pies…Era una presa y tenía miedo.

Era una presa de mi propia mente y mi mayor miedo era lo que vendría después, pues estaba en un hospital y sabía que no quería.

-No sabía qué-

Escuchaba guitarras, entoné canciones y lloré sangre, como mi último adiós y me dolió… recordar me dolió.

Quería estar fuera de ahí, quería a quien me acompañó en la oscuridad, no quería a mis recuerdos, ni quería a ese hospital… pero no pude despertar.

Acepté vivir ahí, sin comer y viendo una cabellera que nunca crecía y sintiendo unas manos que no eran mías. Aprendí a recordar, acordé con el sufrimiento y la soledad un trato y así no me dejaron más sola. Me hicieron escribir y aún sigo esperando a aquél que lee mis labios desde siempre, que conozco desde antes que estuviera aquí. Aquel que soñé siempre, quien me hizo reír, por quien viví y por quien tan vez morí, por quien perdí, por quien ha sido mi más grande premio.

Aquel que ahora está en mi mente, quien me acompaña siempre, quien me hizo girar, quien me hizo caer, está conmigo, pero aún así lo sigo esperando, y sigo teniendo miedo.

Mi voz no se escucha y yo, ahora que ahora le encuentro un sentido a la vida, se lo quiero dar. Quiero terminar este sueño, quiero salir, quiero respirar, ya no quiero recordar, pero quiero escribir, y estar con él, que (suena raro) es mi sueño más lúcido, el más vívidoy al que más miedo le tengo. Por lo mucho que significa para mí. Ese que se adueñó de mis sueños y de mi propia mente, quien tiene mi vida y todo lo que puediese valer en sus manos… Aquel que necesito para despertar y no tener miedo a otro sueño más, para abrir los ojos y ver que es el sueño que se hizo realidad. Y no tener miedo jamás… de mi misma. De mis trampas y de no poder ser YO, de ser sólo Mi Mente…

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Negación

enero 22, 2009

Regresar el tiempo, hacer que los relojes colapsen, incendiar todos los calendarios de mi memoria, desfigurando los nombres, recordando lo inexistente, esperando lo inexplicable, un círculo que se volvió una espiral en la que se flota desde hace mucho. Una danza de sentimientos marchitos. Márcaras en una fiesta de fantasmas que se dijeron amigos, una prueba de la más dulce amargura, un abrazo a mi compañera. Sangre que se agita en el corazón hasta que este se detiene súbitamente para dar tregua a una tristeza provocada por la desolación. Una salida que se encuentra entre el laberinto en el que no se halla una entrada. Letras que no cohabitan en ningún abecedario, Babel es la tierra de los mudos, los ciegos entran a Sodoma para encontrar a leprosos en Gomorra y los dioses se encuentran bajo sus fétidas tumbras convertidos en cadáveres, restos mortales. Desesperación y huida vertida en colores que en una paleta con óleos dibujan sueños y deseos que no se convertirán en realidad.

Armas que se utilizan para matar, con sed de amor, con fuerza de venganza, con años que son más pesados que la propia distancia y el acontecer del mísero con un intrínseco presente. Pararse de entre las luces que ensombrecen un puente, ver el vacío que sólo existe en un infierno y caer en él, una y mil veces, en un minuto. Maleficios con belleza llamados demonios han acudido a la cita y los talones de la función son abiertos por títeres que miden más de 33 metros, función ensordecedora, con un aliento metal y música que sale de un arco que viola, violín o violoncello han quedado en un pasado; reencuentros atesorados a los que no se quiere volver ya.

Místico camino que haces pregonar en cada paso tus cantos en mi penar, no , no… no.

No se tiene que mirar atrás, lás lágrimas carcomen lo profundo de los huesos y hacen que la carne viva ];arda, con sal y vinagre en esas heridas que tienen forma de mutilaciones, esas mutilaciones que dejaron invalidez, ingravidad. La vida no se consume porque vida ya no hay. El cabello queda por los rincones y en aquella casa vieja, la grande, los agentes piden como acosan y acusan a un sentenciado.

Jurado a no ser más que eso, una alucinación, que los medicamentos mal dosificados hicieron su efecto y así, un suspiro de lo que en algún momento fuera felicidad, se convierte en la esencia ya desmoralizada por la torpeza de quien la poseía y como en todo caso, se pierden los momentos en los que se olvidó todo esto, se pierde lo que nunca se ganó.

Las rosas en la copa se secaron, dejando moho, unas siendo arrastradas por el viento de un sollozo, en el panteón están, un cofre vacío hay, una vida entre cristales y ríos de sangre es la que perdió. No hay que nombrar a los que no están y pasar a la siguiente caja, al siguiente abismo para tocar fondo en un pozo que es un torbellino, que agita las arterias al torcer los miembros y ver como a 1 km. de distancia se prende fuego y llega a quemar la espalda, querer veneno para ratas y que mueran, sentir de nuevo, sentir y con una navaja cortar y sacar las balas que lastimaron. Pero ¿ Cómo sacarlas, sino hay heridas y los miembros fueron separados?

No hay nadie alrededor más que tú y yo, un vaso vacío y píldoras con temor de lo que pueda pasar en un mañana, que se piensa, cuando no hay presente y se vive en el pasado, cuando los alambres de los elecktroshocks se vieron amordazados en un siglo, cuando los ataques tenían imágenes de piel en tono púrpura, cuando el vino no se descorchó y el sabor amargo de fierro sigue entre los dientes, cuando no se puede respirar.

No, no… no.

¿Quién eres y por qué así?

No, NO!

Me niego, pero no sé si despierte algún día de esta pesadilla, es demasiado cómodo vivir en las tinieblas del más crudo dolor, es mejor que vivir en una montaña rusa de la que algún día (quizás) espero escribir.

Cierren el telón que la función ha terminado por el día de hoy, ese día que ha durado años, áquel que invita al teatro nuevo, al que nadie fue a ver una función de estreno, ya que la única habitante era la que desdeña a cualquiera y la que siempre es una grata acompañante en el camino,  se puede ver, se escuchan sus pasos cuando caminas, la ves en tu sombra, es tu única acompañante y es la protagonista.

La que han dejado siempre por otra, acércate a lo gris, no son medias tintas, es un complementos del radicalismo en la primera fase, son los cuentos que escuchabas para dormir mientras los pies se congelaban de frío, mientras las alimañas carcomían ese pedazo de cuerpo cuando estabas en un deshecho.

Refléjate y no, ya no mires atrás.

Si no te encuentras en ninguna parte es porque sólo es y será un producto de la propia imaginación; tuya o de alguien más, en un efecto colateral o en un mundo que no existió jamás.

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A Casi un Año…

diciembre 23, 2008

Voy desenterrando cajas que parecen féretros, esas que contienen letras formando palabras, reflejando imágenes de aquellos sentimientos, otro año más está pasando y en un remoto lugar te voy encontrando, te voy mirando, cuando lejos estás ya, cuando me he ido y no sé, en dónde, ni con quien mi mente se encontrará.

Dentro de los cajones por debajo de un cristal, voy guardando canciones, tonadas, melodías que no sonarán más.

Recuerdos dentro de mi nublada y confusa mente, recuerdos de vivencias que surrealmente conocí, de las que apenas y siento su textura, cuando veía tu rostro en la profunda oscuridad, cuando mi cintura se iba desdibujando en un claroscuro de tristeza y ansiedad, provocados por tu miedo y ella; nuestra amiga, la soledad, recurriendo por momentos a la felicidad.

Quien usa sombreros ahora soy yo, quien bebe tinto soy yo, quien te escribe esto, no, no soy yo, es aquella, a la que dejamos en un pasado, en aquel que por senderos se buscó y nunca se encontró, sólo fue sino más que una profunda alusión, como lo que trajiste a su vida, una terrible decepción.

Entre museos nos vimos, entre aquellos canvas descubrimos los años que por siglos habíamos vivido y ahora sé, que fue hermoso, encontrar una felicidad entumecida por el frío de un otoño y ahogada entre risas y vino tinto.

Subiendo en un elevador, cuando yo estaba leyendo un libro, cuando me esperabas sentado en un sueño, en un jardín, reposando junto a un árbol, cuando la lluvia corría por nuestro cuerpo y las gotas se confundían con llanto, cuando con tanta fuerza tomaste mi dedo corazón después de un brindis y este casi se rompió…

Veo a través de grises y empañados ventanales, apenas tu silueta, el reflejo de tu rostro entre libros y ese aroma a rosas que deprime como lo hace el perder un tesoro…

Quebrada, aún duele, siempre dolerá, no por ti, ni por mi, nunca supiste, ni entendiste el porqué, y mientras me encuentro tras la cuarta pared, entre telones veo que diriges mis pasos, los cuales no existen ya que me encuentro en el palco presidencial y sólo se escuchan los fantasmas que en el escenario danzan una melodía de Jazz y de Soul…

La bailarina es destello de un futuro que no surgirá ni emergerá entre nosotros dos y la música apenas la reconozco porque salió de tus oídos; ahora el teatro está solo y nosotros no nos volveremos a encontrar jamás.

Como a pesar de la grandilocuencia y el poder que tengamos, nosotros dos, le pertenecemos a Melpémone, Calíope y en un sueño se todo se disolvió, volviendo de la alegría a la vaga y despesperada comocabizbaja tragedia quien es la gris, la que nos une y la que no nos dejará en paz.

Recuerdos III

noviembre 21, 2008

Despierto de madrugada… todo está en tinieblas, hay frío y por la ventana no se ve nada, más que la bruma de un otoño, gris y muy intenso.

El sonido de la lluvia es grave, apenas y puedo abrir los ojos… no hay calefacción, la leña de la chimenea extinta está y la vela que tenía se ha apagado…

Mi vestido cuelga a un lado de mi cama, los encajes y demás artilugios hacen ruido al moverse, mientras en mi mesita de cabecera están mis aderezos y brillan sin ningún reflejo; el eco de esas gotas no me permite, tener paz, veo sombras que hablan de lo que no es, o de lo que fue; un encuentro, el estar, el irme, navegar, cruzar, viajar.

Me incorporo y veo una botella de vino tinto casi vacía; no es un recuerdo, es un recordatorio, los nervios carcomen mis entrañas y la misma paranoia hace que en un estrépito levante las sábanas que me cubren y abra de par en par el ventanal que da hacia el balcón.

La soledad entra como una ráfaga de aire, mientras me sostengo de las propias puertas hechas con madera y de las que cuelgan cadenas oxidadas, mi cabello es batido por el aire y mi cuerpo desnudo es empapado por esa tormenta, los rayos no se ven, pero se sienten en la tierra con cada trueno; yo, tengo los ojos cerrados.

Recuerdo, pienso, busco y no veo ninguna puerta, sólo esas cadenas que rechinan al moverse, cuando con pocas fuerzas apenas y me puedo sostener, no quiero, no, no quiero que me vean caer…

No lo permitiré, me digo a mi misma…

Mientras veo que el tiempo sigue pasando y la tempestad se ha calmado… me viro y busco más velas, entre que las busco, veo que esa botella tiene no más que restos de lo que fue, de lo que será, pero no está rota como las demás, encuentro un cigarrillo, una bata apenas para cubrirme de los casi 2°C que hacen y descalza salgo al balcón, para respirar, mi cabello ahora se ha extendido y mientras fumo, voy pisando las hojas secas y muertas, ya húmedas que ha dejado esta estación.

Lo más extraño es que disfruto ese aire, es una nostalgia rica, se podría decir… y más extraño aún es que mientras iba saliendo al balcón vi una imagen, en uno de mis tantos espejos, pero no había luz, ni siquiera el reflejo de la luna…

Se reflejaba a una mujer menuda, con cabello largo, ojos que parecían cuencas y una boca roja,  ella muy delgada y en las manos llevaba un ramo de rosas rojas… fue un instante pero lo ví y me pregunto si acaso habré sido yo…

No tiene importancia, la costumbre de no verme, y mucho menos reconocerme se ha dado con comfort, mientras pasan los años…

Mientras seguiré en el balcón, sin pensar, queriendo sentir el frío embriagante y ¿por qué no? Esperando a un… a mi caballero errante, que cruce ese bosque para llegar, de nuevo.

Quizás el frío lo traiga de vuelta al calor de mis brazos y de mis besos y así, una angustia y una sinfonía de lágrimas ya no me hará despertar de un sueño, que no tuve, ni quise jamás.

Delicia

noviembre 2, 2008

Vanidad que pecas en mi hogar

Profanando mi verdadera beldad

No me dejes, Nunca me sueltes

Tómame y tras pisadas lejanas

Marca mi camino…

Cuando el silencio se haya ido

Enmarca todo con mis pasos sonoros

Que por esas avenidas hubieran de pasar.

Hechiza con las sombras de un mágico

y malicioso perfume y así en las noches

No los dejes de mis garras escapar…

15 de octubre 2008