Lágrimas de Cristal

junio 27, 2010

No me mojes más.

No; no me empapes con lágrimas de cristal.

No desarmes mi batalla.

Porque esta no es la final.

No quieras despedirte diciendo adiós al mar.

Porque si tan sólo me dieras ese pez

Yo curaría las heridas

Las que le hicieron aquellas espinas…

Tantos años atrás.

Con mil besos y caricias.

Con una lengua húmeda en tu fragilidad

Con serpientes y sin rencor ya.


Para que así difícil se vierta en indoloro.

Mientras quedamos en vestigios.

Vampiresa y Hombre Lobo.

En un eclipse que no minó a ninguno.

Entre un cielo que ante el fuego

Este mismo hechizó.

Cubriéndolo de nubes.

Mostrando centellas y truenos.

Dejando la vida entre sueños.

Y nuestros años rondando

cual manecillas en relojes…

Contando…

No te vayas, no me dejes ir…

¡Larguémonos de aquí!

Juntos, escalando peldaños.

Besando sudor y sangre seca.

Colapsados en un beso.

Enredados en nuestro universo.

Te digo ven. Te lo digo en silencio.

Te necesito amor.

Quiero que tus labios sean mi candor.

Ocúltame del Sol.

Deja que te vea, sí.

Anda, que serás mi Luz.

Mi guía, tus ojos en la tormenta.

Y

Los rayos espasmos.

Y el nácar de la noche…

La crema que unto en mis labios.

Nuestro manto el velo negro.

Ya sin ocultarnos.

Visitando el Castillo

Las Ruinas; el pasado.

Ríe, pero no me hagas llorar

No con esas lágrimas de sal

Con esas que me hacen sangrar.

Las tuyas y las mías por igual.

Lágrimas de cristal.


Y…

enero 14, 2010

En los blancos acantilados se escuchaban las olas.
Mientras los lamentos era confundidos con el viento.
Las lágrimas eran puntas de estalactitas hechas ya por tantos años y por tanto frío.
La desoledad era oscura, como el pasaje era siniestro.
Pero al otro lado, estaban tus ojos, y esas mismas olas casadas con el viento, oyendo a mi corazón dejando de latir, te trajeron a ti, tan sólo para que me condujeran hacia ti.

Así…

enero 14, 2010

Justo como las olas a las rocas en la costa,

 en una tempestad,

justo asi…

Justo asi,

inseparables, unidos, desafiantes, apasionados, justo asi…

 como las olas a las rocas en una tempestad,

justo asi…

Otoño

noviembre 26, 2009

Y mientras las hojas vuelan entre olas de viento por las calles vacías, yo, escucho tu nombre en canciones inexistentes, mientras mis pasos se deslizan por olas con cantos en arrecifes en las noches extrañas, pasando por mares desconocidos…

Y te recuerdo,  y veo la distancia, y siento el silencio a gritos de desesperanza…

Y nos veo en una fotografía que quedó olvidada en una de esas calles, por las que ya no paso, por las que se ven hojas color ocre volar, y ecos, cuando caminas y pronuncias mi nombre con un suspiro… profundo y silencioso que sabe a dolor.

Lluvia

octubre 17, 2009

Escucho el triste lamento gris eclipsado, son las gotas de lluvia, es este aguacero, una tempestad de sollozos, de lágrimas que quedaron en memorias que quiero y que quise borrar.

Los pasos se agitan en el instante de continuar, un charco tras otro, ya es desigual… el tiempo se detiene y las botas que usaste como aquella máscara con la lluvia gris se han de desbaratar.

Lluvia… ¡Oh Lluvia! No llores más…

Que hace frío y no tengo a quien abrazar, y el sonido me hace despertar, queriendo retozar, más encuentro sólo oscuridad. Mis lágrimas son esas gotas de cera ya seca en ese candelabro de cristal. Olvidado. Como la tempestad entre la inmensidad de una noche sin paz.

Traes contigo a tu acompañante; viento furtivo que deshace troncos y yo quisiera con él volar.

Otoño, traes de nuevo a mis pies las hojas ahora más que marchitas, desfragmentadas por el frío asbesto, por el agua que las ha de empapar.

¿Por qué he de estar aquí?

¿Por qué he de regresar?

Un año más que ha de comenzar y yo grito, empapada de ansiedad:

¡Quiero sentir la libertad y así poder despegar!

¡Oh Lluvia! Déjame disfrutar, dame el consuelo que no he podido encontrar; no dejes que esa luz me asuste dentro de la oscuridad. Dame amor y cobijo en algo que ya no sea mar.

Sólo eleva mis sentidos y haz que de este despertar, resplandezca y esa, la desolación, que a mi; no vuelva jamás.

Rain_by_TheTragicTruth_Of_Me

La última semana…

agosto 26, 2009

Estaba sentada a orillas del mar… de repente sentí el viento frío que sólo podría traer una tormenta de verano. A lo lejos se veían los relámpagos anunciados por los truenos y se contemplaban los barcos que se disolvían entre la bruma de un presente, de un recuerdo, de la marca de unos ojos en un pañuelo húmedo de lágrimas.

Me recosté sintiendo que flotaba; no me importaba si caía, si la lluvia me empapaba… pensaba en ti, quizás; quizás pensaba en él o lo más probable era que no pensara, no pensaba en nada.

El aire levitó mi cabello y llegó a mi mente la historia de una muñeca, cuando a mis oídos llegó una frase: «Muñeca de Porcelana».

Cuántas preguntas se cuestiona el ser humano, cuánto queremos decir o hacer… cuánta omnipotencia y cuánta culpa o carga llevamos unos más otros menos y por diferentes circunstancias… cuánto me he cuestionado…

En esta noche me di cuenta de lo que soy, no porque lo reafirmara alguien; sino por lo que hice, por mis reflexiones, porque sin quererlo, obtuve mi tiempo en una oscura soledad, oculta entre sábanas, aislada del sol… sin ver o hablar.

Muda, muerta…¿Por cuánto más?

Si hace unos días me vi en el espejo y los caireles brillaban en un tono cobrizo…si tanta belleza se puede esconder; la pueden asesinar. ¿Quién sería el verdugo? ¿Quién sería el héroe? Sería la misma persona que actúo ambigüamente y esa persona se llama YO.

No me preguntes por la otra… no quiero saber de ella. Entiende no quiero pensar (pero fue demasiado tarde). El encantamiento se estaba desmoronando como el castillo de arena de este verano, ese, el que nunca construímos.

Agosto… 6 años de resurrección, dos años de escribir divagues, sueños, intentos de poemas y cuentos maltrechos en este blog. Agosto esta es la última semana que te disfruto, contigo se van mis miedos, mis angustias… que espero no me persigan como fantasmas por los próximos meses.

30

30

30

Cómo he pensado en esa fecha… cómo he pensado en cómo estarás… cuando te veo con esos círculos negros que abarcan la mitad de tu cara… cuando tus ojos azules se han tornado rojos, cuando tu piel es más frágil que un papel… cuándo veo mi nombre en tu cabeza, en tus labios y me dices que hemos quedado ahí en esas dos partes escritas… tú y yo.

Agosto… me dueles; todo lo que has traído a mi me duele… los recuerdos, los miedos… lo que viene, lo que no fue…

Ya no tengo angustia… llego y en un sillón veo mi agenda, repaso los días, escribo y cuento los poemas que ha habido, cuento las lágrimas derramadas en mis piernas, cuento las cajetillas de cigarrillos vacías en el cesto de la basura y aspiro el aire que llega a mi, aroma a orquídeas, rosas, tabaco y a chocolate… a tus besos, y te siento.

Despierto y te veo junto a mi, veo que he empezado la última semana como no lo esperaba y me siento bien, no importa cuánto llore… estoy en el mar. No me gusta pero aquí estoy… y en las noches recuerdo.

Cómo recuerdo lo que el mar significa o significó para mí algún día… pero alguien me dijo que cada vez que viera el mar me recordaría y cuando no estuviera cerca del mar, me vería, me vería en sueños…Todo dio un giro Agosto… Se fueron muchos, regresaron algunos  y yo sigo aquí, de pie… fumando un cigarro mientras miro hacia la ventana cómo esos rayos destruyen todo y ya no deseo estar bajo de ellos…ahora sólo no quiero saber más de ti.

No quiero encontrarle sentido a esta vida, que no lo tiene… no te quiero ver… no quiero. Recordar. Ni mirar: Adelante o atrás…

Ahora quiero vivir… disfrutar.

Solitude

junio 1, 2009

Y ¿cómo no odiar los cantos al viento? Las deambulantes sombras de tu presencia en mis memorias; en un libro, en una pantalla; cuando el viento levanta el polvo y lastima la cara; cuando los ojos lloran por el aire seco y las lágrimas agrias consumidas en el cristal del rocío de tus ojos, de mi reflejo, de los años de ausencia que nunca más se tendrán, de estar contigo en ese sueño, del que atormentada desperté, cuando no te vi.

Teñida de sangre… en un vestido blanco de novia ella se encotró. Sola abandonada, sin refugio, sin oídos, con ojos mirando el horizonte de un crepúsculo siendo iluminado por el atardecer de un día de mayo, el sentimiento más negro, más vil más oscuro, ese que provocaste para que ella hiciera eso.

Tomar la falda en sus manos, desgarrarla y con ella querer evitar esos sentimientos… despoblada de lejanos parajes, la consumasión de un acto que no podría ser más mortal que el dolor que causaste. Las promesas rotas y afligidas, el cabello lleno de venganza, furtivo al viento, los rizos encrespados y el carmesí de unos labios que ahora eran más que blancos. La mirada llena de dolor, la palidez de esa faz, la sonrisa que nunca resplandecería más…

Resucitar de una muerte, de un asesinato para quedar sin alma, para sólo sentir el vacío, la nada…escuchar los sollozos que llegarían más tarde con el paso de las horas, de los días, de los meses, de los años, escuchando tu voz, diciendo las palabras mudas, cerrando los ojos ante tu mirada ciega, ante esa que no quiso verla más, sin un por qué, sin una razón, sin más, que con tres frases te fuiste…

Te Amo

Te Amo

Te Amo

Es verdad; o eso dijiste… matarte, si ya estás muerto así, o ¿es acaso que también fue una mentira cuando decías que no podías vivir sin mí?

Cobardía, hipocresía, mentiras, dinero y distancia, enfermedades, hospitales, píldoras y tristeza son ahora los que nos separan, son ahora los que me recuerdan que no quiero volver a ti, que no usaré ni ese vestido, ni ningún otro; para nadie más.

Más de un mar que veo entre la encallada playa me recuerda a ti, las lágrimas caen el suelo y los ojos se tiñen de negro, la piel se marchita y un desmayo hace que pierda la poca fuerza, el cuello se ha quebrado, la novia muerta está. El funeral se ha señalado y los invitados están listos para desdeñar…

¡Malditos!

Se escucha desde el féretro, las ansias, el dolor, la angustia de estar presa, de estar sola, de vivir la muerte en vida, de sentir el dolor de la soledad, quizá por última vez.

Mi Sombrerero Loco

mayo 5, 2009

Y fue así, justo así, cuando los peones del juego de ajedrez se coronaron victoriosos y triunfantes; cuando la sangre derramada y fresca pintaba las rosas blancas en un tono carmesí y el cricket se jugaba con las cabezas rodantes , con los mismos ojos que nos veían. Yo bebía el té con la corte – o ¿en la corte?-

Saliendo del laberiento vi un reloj que marcaba las 6, un reloj que seguía marcando el tiempo, más no las horas, ni los días que habían pasado, un reloj salido de una explosión, uno que recordaba mi pasado.

Mientras tomaba más pimienta para calmar mi alergia, vi un sombrero rodante en la mesa, vi que unas manos; las manos más encantadoras que había visto lo buscaban, mientras él iba girando por lo largo del camino de mesa hacia dónde yo me encontraba. Tomé el sombrero y lo coloqué en mi cabeza, seguí bebiendo el té y repentinamente un beso asustó a mi mejilla. El sombrero era el dueño de este personaje salido de un cuento de hadas, era como si lo viera en el mismo espejo que me encontré una vez, cómo si lo hubiera perdido y ahora NOS hubiésemos encontrado de nuevo.

Chesire sonreía desde el cielo, como la figura de una luna en cuarto creciente y Venus resplandecía a su lado, centelleando como uno de sus dientes en esa blanca y enorme sonrisa; estaba amaneciendo o por lo menos de eso me percaté mientras me veía hundida en un mar de lágrimas que por desesperación no podía contener. Felicidad, temor, angustia, era ¡miedo! lo que sentía en esos momentos. Era una ensoñasión, pero no era irreal.

Calmó mis afligidos sentimientos y él me hizo comer un bizcocho con un poco de mermelada de fresa, me sirvió una gran taza de té con miel y un poco de whiskey. Me hizo sentir reconfortada en el mundo más extraño en el que podía estar pero en el que me había sentido mejor en toda mi vida.

Tomó mi mano y me invitó a bailar, mientras el sombrero me decía cosas que no podía entender, él besó mi mano y me dió las gracias, por haberlo encontrado. No sólo al sombrero, sino a él. Que estaba perdido sin saber por tantos años quien era yo.

madhattergothicvj0

¿Quien?

abril 27, 2009

Tienes serpientes que se desenvuelven cual espirales cayendo por tus hombros y por tu espalda. Tu piel es blanca y tus ojos inmensos; hipnotizantes a quien te mira.

En un pedestal, sola, sin nadie que llegue a ti, ausente del mundo, todos mirando y buscando el lugar en dónde estás.

Muerta, sólo en fantasías y en sueños te encontrarán.

Cuando saliste de ese baño, tu piel pálida y las cuencas de tus ojos púrpuras miraron el reflejo de un cristal, tus labios sellados enmudecieron una vez más y caíste, en ese torbellino del que pareciera no puedes escapar.

La tierra es el dolor que te hace vivir, el mar es el sentido que te hace vibrar para así querer huir y fundirte en ese negro abismo, del que no saldrás jamás.

Tus labios encarnados no dirán una palabra más, hasta que sientas ese abrazo pasional, que calcine tus ansias y acabe con ese malestar.

No preguntes, no indagues, no; no te dañes más.

Olvida las pesadillas y no te concentres en los sueños, deja las aflicciones atrás; libérate; no sufras  ni agonices ya.

Súmergete en el día, en la noche y no despiertes hasta un brillo en una nueva oscuridad.

Tus huesos son frágiles, toma su dolor y empléalos como dagas contra ellos, no permitas que te dañen más.

Descarga la furia con quienes lo merecen pero tú, no te culpes; incluso si es por matar.

Brinda con una copa que tiene veneno, que contiene sangre, que tienes guardada en aquel altar… Nada contra el viento y déjate llevar, ansía el momento, que pronto llegará y con él, la felicidad, esa que siempre has buscado y que pronto se culminará.

Cuervos

marzo 25, 2009

La montaña lloraba sangre mientras los lamentos de las ánimas que pupulaban en peregrinaciones, tan sólo querían expiar sus culpas.

La acidez de sentimientos; de aquellos que alguna vez sintieron placer ahora eran presas de sus propios tormentos, del pasado que los condenaba sin darse cuenta de que ellos mismos ataban esos grilletes en sus muñecas y tobillos.

El aliento de los suspiros se había extinto y ahora sin aire que respirar, se encontraba un remolino salido del propio cielo, de alquien que los vigilaba, quien en un grito hizo que vidrios de las ventanas se quebaran y entraran por los ojos de los tuertos; el mar sucumbió ante las plegarias y encolerado sacudió a la montaña y a quienes se encontraban en ella. Las lágrimas de sangre ahora eran ríos de fuego que la boca de la montaña que escupía con asco y desilusión de lo que había pretendido ser o tener.

Todo había sido una farsa; la peor de las farsas era haberse encontrado con quienes cometían esos «errores» los  mismos que disfrutaban de tales y después afligidos se flagelaban con coronas de espinas y látigos; los mismos que antes habían usado, no sólo en sus fantasías.

La tempestad se desató ante la furia de los dioses y así hizo desaparecer la montaña para no hacerla sentir nunca más y como en otras civilizaciones quedó recordada, cómo lo que fue, por sus habitantes, por sus hábitos y por la maldición que los tenía más que hundidos en el mar de lava, carcomidos por gusanos y con la carne hervida por el arrepentimiento y los pensamientos del «…Y si hubiera…».

Pero no hubo más rendición, ni escape, todo se hundió y esas almas afligidas quedaron apagadas, calladas como las flamas de las velas en los candelabros que nunca más se utilizaron para la última cena.

Lo que se recuerda es la montaña, aquella montaña llamada de Los Cuervos, de esas almas con caretas y disfraces, sin luz, de esas mismas que aprovechando su ventaja, hundían sus deseos en lo profundo de otros ojos, mientras el viento sólo arrebataba llantos y clamos, súplicas que ahora sólo se escuchan en tardes, cuando alguien busca el arrepentimiento de aquello que sabe que hizo mal, cuando recuerda a la montaña sangrante, cuando los cuervos por sueños le persiguen.

Cuando los cuervos surcan los bosques y las colinas croacando… asustando a los arrepentidos. Haciendo memoria de lo que un día pasó, y de lo que podía pasar; de ese miedo que muchos tienen, pero que no se atreven a enfrentar.

Mirar a un cuervo en ese camino, mirar sus ojos de fuego, su brillante plumaje, temblar de miedo y no bajar la mirada, pues puede que sea una de esas ánimas y te lleve a las tinieblas y te impida disfrutar de los placeres que disfrutarás; tal vez, si llegas a estar vivo, de nuevo.

y1pkqceyq21qn-0vzlg_ns-gc9sd-knusmhj_cwemyk_dqhlygv0menm1dz0bkv4u5wfirsugnhg