Octubre y la lejanía 

octubre 16, 2015

Lo mejor de estar lejos de todos es que te encuentras a ti misma, encuentras tu propia esencia, no extrañas a nadie, ni envidias nada.Es un centro de sanación. El despegue de todo, por amor a lo que haces, seguir en una ruta que se trazó hace veintiocho años, un legado, algo que se decidió.

No ir en contra del destino, seguir al viento, recordar y olvidar, no conformarse con algo o con alguien.

Si felicidad le llaman a lo que tienen y aún así se quejan, no es felicidad.

Entre tanto me he encontrado con quienes les he roto el corazón sin saberlo y ellos me lo rompieron a mí. 

No me interesa «irme de antro a mi edad» y no subir en mi carrera «porque no puedo vivir sin la playa» y tengo miles de ejemplos así . Estoy harta de acomplejados y acomplejadas que con un tono de voz se quejan de lo que han querido hacer en su vida, pero no lo hicieron. 

Estoy harta de que me den consejos acerca de maternidad cuando, sólo hago una visita, cuando no he tenido novio por años, cuando me dicen que debo de dejar de leer y escribir y casarme para saber de la «realidad». 

La REALIDAD es que elegí mi camino desde niña, y no necesito de un hombre para sentirme mujer como tampoco necesito demostrar que tengo hijos para que me vean «completa»; he leído comentarios tan insultantes sobre mujeres que han decidido NO TENER HOJOS y las insultan, dicen que es por miedo, o porque no saben lo que es el amor, porque son estériles, y seguramente quien escribe esos comentarios no ha terminado de leer en su vida un libro, ni ha trabajado, ni ha salido de viaje, así como critican, yo también lo hago, me cansan, me hartan y no son nadie para entrometerse en mi vida o en mis decisiones. 

¿Han ido a Alemania? La canciller decidió no tener hijos, y está casada, hoy por hoy Alemania es una potencia. Y mi vida está ahí.

Voy en mi ruta de corazón, soy feliz en mi carrera, soy feliz así, no me pertenezco a nadie y mis letras me acompañan en libretas, moleskines, aviones, cafés y restaurantes.

Siento una enorme pena por quienes me quieren demostrar su «vida feliz» con alguno de mis ex, con cosméticos caros (que no son ni la mitad de lo que tengo) pero no se han casado y viven a la sombra de alguien que les sigue hablando de mí, a alguien a quien le dije algún día: «NO».

Leo y hablo, y escucho en diferentes idiomas, tengo mucha ropa, hay castillos y hay cuentos. Tengo perfumes y como bien, hay montañas, pretendientes y el tiempo me sigue faltando. 

Pero así es la vida. Sin tiempo y con toda la libertad para sentarme en un café y comer pastel por el tiempo que quiera y con un moleskine acompañante de una pluma fuente.

Nunca me terminarán de conocer… Al menos no por entrevistas o por fotos.

Me pregunto muchas veces si hubo alguien que tuviera la conciencia posible para ver qué tanto me gustaba la música y los libros, los cosméticos, los perfumes, la ropa, los libros, el cine… Y creo que tengo una respuesta, sólo yo.

Por eso elegí viajar, por eso elegí irme…

Por eso soy escritora, por eso soy filósofa, por eso soy lingüista, por eso soy revolución. Y no por eso dejo de ser mujer, y surrealista como romántica.

Por eso Alemania y demás. Por eso soy una hechicera.
3 de octubre, 2015. 

El Piano 

octubre 16, 2015

Como en idiomas, y en mi carrera me he topado con muchas preguntas, a mi gusto tontas.
Depende de cada quien el tiempo que se tome para aprender algo; podrá existir un estándar, pero es estándar no es sinónimo de que se cumpla.
He estado escuchando una canción desde ayer, y después de horas me atreví a tocar el piano. Raro, porque el piano estaba en esa casa desde que llegué y nunca lo había abierto. Me senté, tenía un contador de tempo y mis audífonos. No saqué ninguna partitura.

Escuché la canción tanto que sólo de escuchar la presión de mis dedos en las teclas, las lGrimas empezaron a brotar, y de repente todo era como una cascada.

Un sueño roto, un amor desaparecido, una imagen sin ser realidad.

Cerré los ojos, escuchaba el piano y cantaba. Cantaba mucho. No dejé la misma canción por horas, las notas graves eran las que me gustaban, las sentía como golpes, me dolía en cuello, las piernas.

Empezó a llover, pensé o imaginé qué habría pasado cuando esa canción se compuso.

Pensé lo que yo estaba pasando.

Pensé en la diferencia de edades y de épocas y en los mismos sentimientos.

Hablé con alguien y me preguntó por el piano, me dijo que así como yo lo decía parecía fácil.

Le dije que era otro idioma, había que aprender su «alfabeto» y sus posiciones, como en una laptop o en una máquina de escribir.

Escucho el piano, pero sigue lloviendo, duele, hay frío. No se parece a otro día que hubiera conocido o visto antes. Las oras secas del otoño volaron muy alto antes de la lluvia.

«Si me conocieras, entenderías a lo que me refiero.» – me repito.

La pianista vivía en Londres, y se llama Deborah y este no es su estilo.

La melancolía de árboles secos me atrapó y me dejó seca, con un oído y sin boca. Con manos, pero sin brazos. Con dedos que perdieron anillos.

Con una mirada cerrada. Sin amor.

¿Qué vendrá? Extraño a octubre. Tengo miedo a perderlo.

Miedo.

MIEDO.

¿Cuál es la diferencia entre ansiedad y desesperación?

¿Cómo puedes distinguir el dolor de alguien «normal» y de alguien «diferente» ?

Ya no sé qué extraño.

Tal vez sea la compañía… Pero no sé de quién.

Gracias por consolarme en los últimos meses.
And the planets of the universe go their way

Not astounded by the sun or the moon or by the day

You and I will simply disappear out of sight

Oh, but I’m afraid soon they’ll be no light


I will never love again the way I loved you

You will never rule again the way you have ruled

We will never change again the way we are changing

Oh, you’ll forget the chill of love but not the strain 


Oh, you’ll forget the chill of love but not the strain 


You will remember 

But I will die slowly

It’s only an overture, to something that was best

And don’t, don’t condescend to me


Take your leave, take your leave 

Take your leave of me now

Disappear through the air

I wish you gone, and I don’t care


Now, I know

Ooh, I was wrong to leave for a dream

If I had my life to live over

I would never dream

Oh, I would never dream


*Stevie Nicks, 1976