» En la virtud el arte podrá existir sin embargo,
los indiferentes viendo sus cánticos navegando,
aunque las cometas con música en su garganta
sean las más queridas, son objetos sin esperanza.
En todas las artes hermosas y lejanas su
condición esencial es poseer un Corazón Noble. «

-fragmento-

Carl Spitteler



Recuerdos II

julio 15, 2008

Me encuentro de nuevo en esa habitación, sin esquinas, en la que sólo hay una ventana.

Hoy he decidido levantarme y abrir los viejos cristales cubiertos por cuadros de madera.

Tengo sed y junto a esa ventana hay 5 frascos, tres con escencias… uno con agua y otro con veneno. Los miro y no me decido cual tomar…

Me giro y veo a través de a ventana, me veo a mi misma, en ese bosque negro, llorando, recordando, el porqué una vez me fui, en una noche de verano.

Ahora estoy de nuevo encerrada, sin una puerta, viendo sólo los recuerdos amargos y dolorosos que es lo único bello que tengo, porque ahora lo veo así; me duele, sí, no lo negaré, pero si me duele es porque perdí lo más maravilloso que he tenido en mi vida.

Una noche perpetua, un amor, un bosque, una luna llena compartida… pasión, lujuria y días inexistentes.

Hoy regresé a esos recuerdos sin yo quererlo, como he regresado a esa mesita a escribir, afilando plumas de cisnes y encontrando tinta y mis polvos de zinc, debajo de la cama, en un baúl.

Regresé de forma distinta y me veo, en retrospectiva, como en mi presente, porque aunque mucho se haya cambiado, mucho más sigue ahí y con más fuerza…

Pienso salir, no me importa que caiga por esa ventana… necesito respirar, necesito libertad y lo necesito encontrar… faltan tres días y no quiero pensar que lo ha olvidado.

Mis lágrimas no implican rendición, ni mucho menos una devastación.

Por fin logré lo que me pediste.

Estoy viviendo… estoy amando, tengo sentimientos y son los que provocan esas lágrimas…

No te preocupes, ni me digas:

-No llores mi vida, NO

Porque quitarías el amor que siento por ti, la pasión que siento al escribir, la vida que en una muerte me sigues dando, aún sin estar presente.

Voy a luchar por mi corona de reina, voy a luchar por estar a tu lado, voy a luchar y abrirme paso para llegar a ti…

De nuevo el viento y la lluvia… tomo mi capa negra y el frasco con veneno, reposo mi sed y guardo mis brazos sólo para ti, como mis besos convertidos en mordidas sólo para tu cuello.

Te espero en tres días, porque ella nos unirá, como tanto tiempo atrás, porque mientras esta siga iluminando el firmamento tú, hombre lobo y yo, vampiresa, seguiremos juntos.

No voy a dejar de luchar, ni estar caída, ya que alguien me espera y no lo defraudaré.

¿Recuerdas?

Va por mí, pero también va por ti, va por los dos.

Un Naufragio

julio 15, 2008

A la deriva, entre peñascos y riscos, mientras la lluvia de mayo, y junio se convirtió en una tormenta, una tempestad que no dejó ver la noche, ni el día, siendo que todo lo volvió gris y triste, sin poder desaparecer esas gotas.

Mirando hacia un vacío que tenía más de lo que pudiera imaginar, una libertad.

Había frío y sólo lloraba con mi rostro marcado por gotas secas y negras que ensombrecían mi piel blanca, casi de porcelana, enmarcando las cuencas de los ojos llenos de sangre y los labios carnosos, a punto de reventar, mientras el mar se enfurecía más y sus olas atropellaban a esas rocas con rencor, como queriendo recuperar lo perdido.

En mi garganta ardiente, se escuchaba un alarido, que era del que me quería despojar, más no había nadie.

Ya me había ido, me lancé hacia ese abismo, hacia esa caída, no importándome ya nada, sabiendo que abriendo los brazos y sentirme caer por metros y metros tendría libertad y no me perseguirían más.

Todos ellos, los pensamientos, los ecos, las voces, mi pasado, mi vida, mi futuro, mi presente, yo misma.

Y al caer vi que el agua no era azul, tampoco gris, pero mis ojos seguían derramando líquidos que se confundían y ahora no eran negros, eran rojos… mis lágrimas eran sangre seca, reseca entre mi faz, cuágulos acumulados por tanto llorar, por el querer vivir y el recordar. Sin poder hacer nada y siendo una carga más.

Fluídos salían por mi nariz y por mis oídos, sabiendo que era mi final, que mi cuerpo por dentro estaba destrozado… más no sentía nada. El dolor me tenía totalmente entumecida y no me podía levantar.

Me había dado cuenta de que ese mar era provocado por mis lágrimas, esas que no me dejaban ver, y en las que me estab hundiendo sin yo saberlo. Sin querer nadar o siquiera flotar para así rescatarme. Sólo quería hundirme, tocar fondo de una vez, o una vez más y no renacer ni reaparecer jamás.

Era tanto el odio que provocaban esas olas, que quemaban y hacían que barcos se volcaran, los marinos a lo lejos veía que morían y mientras el cielo se oscurecía, veía que esas, que antes eran gaviotas, comían su carne muerta y sacaban sus ojos dentro de un naufragio provocado por mi ira, maldad, coraje y mucha tristeza.

De repente un remolino se formó a mi alrededor y sin fuerzas me sumergió en él, en sus entrañas, para así desaparecer, eran espirales y sólo saba vueltas y vueltas respirando dentro del agua, sintiéndome presa de un ser anónimo, que quizá era lo que buscaba.

Un rescate (sin darme cuenta) dentro de ese naufragio; ahora ya no pensaba, pero tenía miedo, puesto que no había alcanzado mi objetivo y no sabía cual era mi destino. Ahora no sabía qué hacer, pues ya no tocaba fondo, ni me enconraba a la deriva, pero era una cautiva y tenía que salir de ahí.

Al costo que fuera y luchando contra quienes amaba y a quienes odiaba.

Pues este naufragio lo había provocado yo, y sin morir, sin sentir, lo único que quedaba en mi ser era una sed, aplacada por mis propias lágrimas y por mi propio caer, por ilusa, por creer, por desear, por amar y querer crecer, cuando ni siquiera me podía ver.

Era lo más triste que pasaba por mi mente, cuando sólo daba vueltas y entre mares, provocando mareos y fiebres en aguas heladas, recordaba que preguntaba cómo era y me decían que bella, que era preciosa… más no podía creer, sólo quería ser yo, la que murió antes, la que ahora no se podía ver, la que estaba atrapada entre espirales, llorando sangre y dejando muertos a cada tanto… sin saber en realidad en dónde estaba.

Si en su mente o en su tormento… sus recuerdos y su presente.

Surrealismo en Verano

julio 14, 2008

Vivaldi no podía ocultar la fuerza que un verano trae

Más la premura se percibe en sus notas

Como una desesperación

De algo que acaba o que acabó

No todos los veranos son iguales

Los hay con huidas y desolaciones

Tras desapariciones

Entre bosques, y sin colores

Colapsando entre su verdugo

Uno que viene para quitárselo

El que es gris y por el que

Las hojas como otros seres caen

Con lluvias de fuego

Con lágrimas hacia un desapego.

Un ímpetu de fuerza

Llevado tras el viento

Destrozado por su fuerza…

Verano II

julio 14, 2008

Iba caminando por un sendero que no tenìa rumbo ni camino despejado. Sus pies denotaban temor como aflicción, pues en cada paso que daba, ella se tambaleaba, y miraba hacia atrás, queriendo escapar de algo, con una fuerza que hacía que el dolor la sucumbiera ante muchas, muchas caídas.

La noche era negra como ninguna otra y el frío de una muerte se sentía en el revoltijo de sus bucles, ahora ya marchitos, despojados de belleza, ahora nudos por el viento que la tenía como su presa, dominándola y sintiendo rasguños de esas varas secas que iba tronando al pasar, que la iban marcando, ya que su piel era cubierta de sangre por unas afiladas uñas que salían de entre las hojas secas, de unas manos que no podían sino estar ya muertas. Ella corría, sin saber a dónde iba.

Habiendo dejado todo atrás por querer tener algo, que sabía, pero que bien, no lo podría obtener, ni le pertenecía.

Los árboles susurraban a gritos que esto tenía que acabar, no les gustaba su prescencia que era lo que los hacía segundos protagonistas y entre enredaderas como hiedra venenosa, la dejaron fuertemente sujeta, aprisionando sus huesos, casi triturándolos, y en su blanca piel aparecían las llagas y un tono rojizo, entre espinas y veneno.

Más ella con sus dientes afilados entre aflicción y coraje, destruyó esas cadenas que no le permitían seguir,  que la lastimaban y la herían, que poco a poco envenenaban más su alma, a través de los porros de su piel y así, rompió ataduras y con dolor, con sangre y en una noche dónde había sido perseguida, ahora se encontraba en un rincón que para muchos parecería un claro, en el cual recordó mucho de su pasado.

Sus ojos eran brillantes, reflejaban un brillo inigualable, más parecían de sangre, ya que esas lágrimas no eran pertenecientes a un ser humano… esos ojos demostraban rencor, furia, dolor, miedo, nostalgia, melancolía, impotencia y soledad…

Ahora sentada bajo una oscuridad, envuelta por el halo de una bruma de verano en el bosque, sabía lo que debía de obtener como encontrar. Y no se daría por vencida, no en este intento, que ella misma tenía que cobrar.

Ella ahora tenía que matar.

Despertar

julio 14, 2008

Y entonces lo sentí

Estando todavía cubierta

Con mi total desnudez

Estiré la mano hacia un vacío

Y fue cuando percibí

El blanco frío

Y el dulce sabor de la Muerte.

25 de Marzo/2008

Una Bailarina

julio 13, 2008

-Mis piernas no pueden más, están cansadas y adoloridasDecía ella-

Ahora no es por el caminar, es por una danza, una bailarina que va descalza, una bailarina que hace casi quebrantar sus huesos y sus llagas se ven a través de la blancura de su piel. Traspasando sangre vuelta en coágulos internos atorados en su venas, como arterias.

Una bailarina que está cansada, porque hace piruetas, tan singulares que el cuerpo ya no respeta a las reyes gravitacionales.

Crosié en aviant

Croisé en arrière

Una y otra vez… vueltas, y más vueltas… giros en los que no podía pensar y menos sostenerse.

De repente todo se volvió negro entre millones de luces de colores y cayó hacia la duela, que parecía de acero, pero que era sólo un escenario; más cuando levantó la mirada, se percató, que sus tobillos estaban destrozados y había hecho todo ese esfuerzo en dar lo mejor de sí, dentro de un adagio, con un ímpetu de allegro, sin darse cuenta que era una pieza romántica…  cuyos actos eran incontables por el cansancio y el dolor de los huesos como del esfuerzo.

Cuando cayó y abrió los ojos a la realidad, vio que en verdad no había música, no había luces, ni acompañantes, ni siquiera había un púbico y eso fue lo que más le dolió, esforzarse por tanto, cuando en verdad no había nada más que en su propia mente y no había servido de nada el esfuerzo que había hecho.

Ahora la duela estaba manchada de sangre y los huesos estaban quebrados, más el dolor que sentía, el más profuso, es que no se había percatado de nada, por no abrir lo ojos y ver que en realidad estaba sola y al encontrarse con los tobillos, como los dedos quebrados, su carrrera había llegado al final, sin ni siquiera tener un comienzo.

Sólo sabía que era una pieza de ballet romántico y como en todas las obras de ese género, siempre terminan en tragedia.

Ahora no podía levantarse, y estaba sola, en medio de la oscuridad, sintiéndose derrumbada y caída como lo estaba ya.

Cerrando los ojos y escuchando la «Muerte del Cisne» entre ropas blancas que estaban ensangrentadas ya y que implicaban un final… para una bailarina, que pudo obtener lo mejor, si hubiera sabido lo que había en la realidad, porque ahora ya no había porque luchar, ahora sólo podía llorar, sin levantarse, tal vez para nunca jamás.

No sé supo nunca de ella jamás.

Y sus pasos como la música de Tchaivosky, todavía se escuchan por las noches lúgubres de ese teatro, con telones rojos y arañas en el techo, sin saber, si esa fue en realidad una bailarina o el espectro de alguien más.

Este Verano

julio 13, 2008

Los veranos de hace algunos años eran diferentes, aunque leyendo ciertas letras parecen o evidentemente son iguales.

Hubo una vez que escribí algo que se llamó «Días de infierno y Noches Gloriosas». Era una dedicatoria… y mi muerte. El sol me consumía como el calor y las fiebres, pero por las noches era diferente y lo dije.

Llegaba (él) y me cambiaba todo el sentimiento que parecía insufrible ya. Todavía lo recuerdo. Hoy por hoy hay frío, llueve torrencialmente y mis pies descalzos se llenan de fango como de heridas pulzantes y sangrantes.

Mentiría si dijera que no me duele.

El espacio y la lucha parece que se acabó, aunque no me gustaría darme por vencida. Tuve que regresar a recuerdos dolorosos, a ciertos lugares,  entre los cuales veo cristales en donde no me reflejo, tiendas y restaurantes que existen desde siglos atrás, Dónde alguna vez fui feliz entre lágrimas y marginaciones.

Ahora ya nada me importa, sustacias que me son prohibidas, enfermedades, dolores físicos como emocionales que provocan las remenbranzas de un ayer que se han convertido en un hoy. A veces me parece insoportable esta sensación.

Hace frío, en verano, ese frío de muerte que me ha colapsado, incluso por días enteros. Sólo perdiendo lo único que he tenido. A mi misma. Girando y cayendo dentro de un laberito en forma de espiral, en el que no veo una entrada, ni mucho menos una salida.

Ahora no lo tengo a él. O tal vez sin darme cuenta sí.

No me refiero, a, que esto se haya acabado por él. Todos me dijeron que  no me convenía, por las lágrimas… pero ahora veo que no lo puedo alejar, porque no está. Y me hace falta.

Me siento al borde de un abismo, el cual es tan profundo que no puedo ni siquiera vislumbrar una caída, ya que desde ese puente, la neblina, o nubes quizás, se interponen ante mis propia vista.

No estoy deprimida, estoy muy triste y me siento vieja. Mi cuerpo no denota mi edad. Mi rostro mucho menos; o eso han dicho.

Las inundaciones de este verano, las han provocado mis lágrimas…

Las noches parecen incendios, atormentando mi mente, sólo cuestionando el porqué de muchas cosas, remontándome a mi infancia, a mi adolescencia y a mi cambio. A mi muerte.

¿Por qué ahora no piedo morir?

¿Por qué mi organismo no reacciona como lo debería de hacer ante una persona «Normal»?  Sí, lo sé, es una maldición la inmortalidad, pero no la busqué. Sin embargo ella se llevó todo mi pasado, mi felicidad y mi personalidad. Ya que la que escribe esto, no es la de años atrás, esa mujer murió y se convirtió en alguien que no se puede ver, que sufre por un pasado, tratando de encontrar en él mismo respuestas.

Mientras camina por los bosques y se empapa con la lluvia, con la ropa hecha jirones, y descalza… siempre buscando, siempre pensando… fundida en libros y letras, en pinturas, tratando de hacer un autoretrato de lo que podría ser, más si maldición es no poder verse, incluso reencontrarse.

¿Cómo poder completarse?

P.S. Extraño esas noches de gloria… te extraño.

Realismo I

julio 12, 2008

El cuello era tan frágil que no se podía sostener. Estaba sentada en el escritorio, en su asquroso cubículo,  cuando en realidad por las mismas palabras que dijo (hacia mi) con tanta rabia y coraje, sin querer se mordió los labios al hablar tan rápido y al percatarse de esa sangre que manchaba papeles como documentos, bajó la mirada. Y al bajar la mirada se escuchó un crujir.

Su cuello se había partido. Y había caído manchando de sangre, como de muerte lo que tanto deseaba conversar o recuperar. Un hombre que no me interesaba. Alguien que me ayudó, ¿Por qué? No lo sé, Pero pasó por alto sus indicaciones.

El trabajo de ella quedó inconcluso, manchado por su propia sangre y por su propia muerte, hundiéndose esos dientes cada vez más en sus labios, ya inerte, muerta. Sin figura… todo por ser quien era. Una mujerzuela sin educación, sin respeto y por no darme lo que me correspondía. Por no hacer caso de indicaciones de superiores.

Murió y yo, salí de por esa puerta, asqurosa, con olor a humedad y desperdicios, sin cambiar nada de mi, siguiéndome a mi misma, a mis pasos, y mi futuro incierto. Pero con la cabeza en alto y sin decir una sola palabra.

Que la encontraran muerta, pues un escritorio nos dividía y yo, ni siquiera le había dado la mano. Si quería manchar mi expediente; Lo manchó con su misma sangre podrida y con su muerte. Algo que no me concernía.

Si se confabularon, no es mi culpa, es culpa de sus traumas, despojos, y vejaciones, de su falta de tacto… pero no repitan mi apellido varias veces, ni pregunten de dónde soy… ya que eso, sin ser yo, les puede traer una maldición.

Como ya lo dije antes. Una muerte. Que no provoqué yo, ni esa sangre podrida, consumida por odios y rencores de una mujer amargada, sin cejas, pintorrajeada, disimulando su canas con un tinte barato. Que ahora está en su funeral. Al que me da gusto saberlo y no asistir.

No me interesa pertenecer a un circo, que no tiene nada, más que tontos y trepadores, una especie que no entiendo, tal vez por mi color de piel… o simplemente porque he vivido mucho y los tiempos han cambiado. Y antes nada era así.

NO

julio 12, 2008

No me quiero ir. Sin embargo muchas veces me llevan a rastras, incluso sin que me de cuenta, lo que implica que sea en contra de mi voluntad.

¿Quién lo hace? La verdad es que no lo sé.

Sólo espero que comprendan si por momentos no me encuentran,  es porque me he ido para descansar; ya que ando entre los bosques, levantando la vista y mirando a la luna, crecer, como decrecer, recordando e inspirándome…

Viviendo, si, tal vez.. como para pensar en el fin, que una muerte sagrada significaría.

Pero mis palabras con imágenes, son decisiones sin razón, sin sazón alguna… es mi mente la que habla. No mis dedos los que escriben, bailan o ríen.

Aquí sigo, esto no es una despedida, ni un arrepentimiento, sólo es lo que es, lo que hay, lo que ya no está y por lo que sigo, entre hojas al pasar por mi caminar, ciega, sin ver ya atrás. Pero recordando (como ya dije) y amando, como odiando, aprendiendo de la realidad y durmiendo entre mi surrealidad.

Hace frío y hay mucho que escribir.

Estoy muy cansada, sólo quiero descansar, cobrar mis deudas, estar en paz y regresar, ¿Cómo? Con más fuerzas quizás.