Tiempo

noviembre 30, 2008

Sí, es una constante, un personaje del que no nos podemos olvidar, un acechador, un vigilante sin misericordia…

Muchas veces de nuestra parte, otras no.

Yo por ahora no le he tenido de mi lado, y  es cuándo más extrañeza me produce que haya tanto por aquí, me ha sorprendido en sobremanera las visitas y los comentarios que he recibido de parte vuestra,  asícomo referencias que han hecho acerca de este espacio; sino he escrito antes es por él, el tiempo, no me lo ha permitido y tan gratas sorpresas en palabras que me han dejado las tengo que leer con detenimiento para dar una buena respuesta a quienes han estado por este sitio que ahora se desploma con la lluvia y se despide de un mes más… para iniciar otro, uno que se espera mejor y diferente como también a pesar de todo con sus «peros».

Aquí sigo, claro que sí y si a alguien le sobra tiempo, ¿saben? me lo podrían regalar, así como relojes para atrasarlos, agendas  vacías, sin años, sin números ni fechas de días, sin horas… así como calendarios que me muestren en todas partes que el tiempo se detuvo y yo, sigo haciendo TODO lo que deseo y quiero, pero sin una presión, una premura…

El Tiempo se lo llevó de mi lado en una tormenta cuyo único abrigo del frío era la niebla… a él a, este que se está acabando…

Fue un lindo Noviembre.


Ahora espero con ansias Diciembre…

November Rain

noviembre 30, 2008

En la Tempestad

noviembre 21, 2008

La tempestad susurra a gritos desesperados…

El eco de las miradas distantes que ya no dicen nada

Se vuelcan en un vacío que es inundado por vértigo.

Miedo, deseo, frustración…

Te he llamado con mi mirar

Te has ido y he visto unos labios regresar.

Noche inmaculada que conviertes el día

Y la luz en un sueño

No, no nos abandones más.

Una enfermedad contagiosa que nos une

Que nos separa y que nos hace presa

de la misma ansiedad.

Te echo de menos y ahora

Veo que no hay nada, nada más…

La noche nos ha cubierto con su manto negro

Dejándonos unidos bajo una irrisoria lluvia

En el mismo bosque dónde no se ve más que la silueta

De una pareja, queriendo escapar

Para así desaparecer juntos por una eternidad

para estar ya fundidos y que ni la muerte

nos separe jamás.

Recuerdos III

noviembre 21, 2008

Despierto de madrugada… todo está en tinieblas, hay frío y por la ventana no se ve nada, más que la bruma de un otoño, gris y muy intenso.

El sonido de la lluvia es grave, apenas y puedo abrir los ojos… no hay calefacción, la leña de la chimenea extinta está y la vela que tenía se ha apagado…

Mi vestido cuelga a un lado de mi cama, los encajes y demás artilugios hacen ruido al moverse, mientras en mi mesita de cabecera están mis aderezos y brillan sin ningún reflejo; el eco de esas gotas no me permite, tener paz, veo sombras que hablan de lo que no es, o de lo que fue; un encuentro, el estar, el irme, navegar, cruzar, viajar.

Me incorporo y veo una botella de vino tinto casi vacía; no es un recuerdo, es un recordatorio, los nervios carcomen mis entrañas y la misma paranoia hace que en un estrépito levante las sábanas que me cubren y abra de par en par el ventanal que da hacia el balcón.

La soledad entra como una ráfaga de aire, mientras me sostengo de las propias puertas hechas con madera y de las que cuelgan cadenas oxidadas, mi cabello es batido por el aire y mi cuerpo desnudo es empapado por esa tormenta, los rayos no se ven, pero se sienten en la tierra con cada trueno; yo, tengo los ojos cerrados.

Recuerdo, pienso, busco y no veo ninguna puerta, sólo esas cadenas que rechinan al moverse, cuando con pocas fuerzas apenas y me puedo sostener, no quiero, no, no quiero que me vean caer…

No lo permitiré, me digo a mi misma…

Mientras veo que el tiempo sigue pasando y la tempestad se ha calmado… me viro y busco más velas, entre que las busco, veo que esa botella tiene no más que restos de lo que fue, de lo que será, pero no está rota como las demás, encuentro un cigarrillo, una bata apenas para cubrirme de los casi 2°C que hacen y descalza salgo al balcón, para respirar, mi cabello ahora se ha extendido y mientras fumo, voy pisando las hojas secas y muertas, ya húmedas que ha dejado esta estación.

Lo más extraño es que disfruto ese aire, es una nostalgia rica, se podría decir… y más extraño aún es que mientras iba saliendo al balcón vi una imagen, en uno de mis tantos espejos, pero no había luz, ni siquiera el reflejo de la luna…

Se reflejaba a una mujer menuda, con cabello largo, ojos que parecían cuencas y una boca roja,  ella muy delgada y en las manos llevaba un ramo de rosas rojas… fue un instante pero lo ví y me pregunto si acaso habré sido yo…

No tiene importancia, la costumbre de no verme, y mucho menos reconocerme se ha dado con comfort, mientras pasan los años…

Mientras seguiré en el balcón, sin pensar, queriendo sentir el frío embriagante y ¿por qué no? Esperando a un… a mi caballero errante, que cruce ese bosque para llegar, de nuevo.

Quizás el frío lo traiga de vuelta al calor de mis brazos y de mis besos y así, una angustia y una sinfonía de lágrimas ya no me hará despertar de un sueño, que no tuve, ni quise jamás.

Perpetua

noviembre 13, 2008

No más que una copa de cristal cortado, en ella se vertían tres gotas que se confundían con el vino tinto, un aroma a especias, a canela los inundaba y las rosas rojas de terciopelo eran ya escarchadas por el frío que los envolvía.

No había más que dos seres, uno de frente al otro. La magia inundaba el espacio y el aire viciado de aromas excelsos como lo eran, apenas y podían contener el aliento. Ella ojos grandes y sensuales, piel nívea y él gallardo, sublime, sin perder ese toque de brillo cuando la miraba.

ÉL, le decía belleza, ella le respondía con mi amor… coloquios que para ellos no necesitaban más resplandor, decidieron fundirse, colapsarse y en una fría noche de otoño, por el mar que los unía sus votos de vida, de amor y de muerte juraron.

Un brindis diéronse a carcajadas que callaron entre besos, mientras la copa de vino tinto iba filtrándose por sus huesos, muertos ya los dos, ahora permanecían unidos, cómo siempre lo quisieron, recobrando la vida, por su propio sentido, ya que uno sin el otro, no podrían estar ¿vivos?

En el castillo, los espejos enmudecieron al verlos danzar por esos salones, al verlos felices y radiantes, los relojes se habían detenido y  ahora no era más que una noche perpetúa, sólo para ellos; que por un ventanal veían a esa, su luna llena, y esa pareja que pensaba cuando sus ojos atravesaban el cristal, que se escondía por unos instantes, entre las nubes y su oscuridad, mientras que en otro mundo se sabía perfectamente que esa luna, menguaba y crecía con los días… con los que para ellos, ya, al estar juntos no eran más que momentos de un efímero dolor tintineante.

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Imagen: L’ Amour de Pierrot (grabado)

Texto: Estructurado y Tomado de-La Vida en la Muerte:

Antología de Cuentos Oscuros

Pasión

noviembre 13, 2008

Danza inequívoca de los sentidos

Figuras abismales como espeluznantes;

Sombras que son mucho más

que los propios sigilos

Esos, deambulantes…

Murmullos de grillos

que callan en aquel bosque

donde ellos, los gritos

de aquellos amantes

eran escondidos; como protegidos

por ella, por Selene, que los cuidaba

como una madre cuida a sus hijos.

Agridulce

noviembre 12, 2008

No es lo dulce que deja un recuerdo, ni lo amargo en lo que se transformó al paso del tiempo. Es la conjunción de esos dos sabores con muchos años ya recorridos por un viejo y mal conocido, como también el mal conducido camino…

Decadencia, perdición, enajenación, engaño, despotismo y falta de respeto en una guerra contra lágrimas de perdón, adolescencia, cenas a la luz de las velas y promesas…

¿Qué hacer?

Sólo no querer volver a él, a ese, el pasado, el que deja un sabor en la boca que no me gusta, que enfada, que se vuelca en una indigestión con sólo tragar un beso de lo que no existió, una prueba de que sí, sigo siendo la misma que hace diez años, sigo siendo la misma que no te quiso y sigo siendo la misma que te rechaza…

No me conoces, nunca me conociste, más que en canciones que yo misma te dediqué, los años pasaron y en ese laberinto sin salida te has quedado, hundido, sin poder salir… cambiaste sólo en ti, sacando lo que siempre vi, ser vil, rencor, y audacia que no has tenido con nadie más.

Una botella como muchas más se vaciaron, como tú mismo has quedado sin mi… puesto que no me has podido olvidar y lo sabemos, nunca podrás.

Un juego, que tonto al quererme así, cuando no veías lo que había de mí hacia ti…

Pobre de ella, de la engañada, de aquella con la que estarás o estás y que siempre sabrá de mí, y de tu hastío por ella, de quien quieres huir, pero no puedes escapar, una cobardía y sí, agridulce para mi, quizá; y para tí…algo amargo y sin una salida final.

En tus Ojos

noviembre 11, 2008

Love I get so lost, sometimes
days pass and this emptiness fills my heart
when I want to run away
I drive off in my car
but whichever way I go
I come back to the place you are

all my instincts, they return
and the grand facade, so soon will burn
without a noise, without my pride
I reach out from the inside

in your eyes
the light the heat

I am complete

I see the doorways to a thousand churches

the resolution of all the fruitless searches

I see the light and the heat

oh, I want to be that complete
I want to touch the light
the heat I see in your eyes

love, I don’t like to see so much pain
so much wasted and this moment keeps slipping away
I get so tired of working so hard for our survival
I look to the time with you to keep me awake and alive

and all my instincts, they return
and the grand facade, so soon will burn
without a noise, without my pride
I reach out from the inside

in your eyes
the light the heat

I am complete

I see the doorways to a thousand churches

the resolution of all the fruitless searches

I see the light and the heat

oh, I want to be that complete
I want to touch the light,
the heat I see in your eyes
in your eyes in your eyes
in your eyes in your eyes
in your eyes in your eyes…

Suspiro Romántico

noviembre 11, 2008

Cuántas lágrimas secas

Cuánto derroche en la oscuridad

Sólo son dos almas

Unidas una en su igual.

Cuánta pasión calcinada

Al nuestros cuerpos recorrer

Cuánto dolor albergado

En aquél, nuestro ser…

Por ti, por mi, por los dos, por uno…

Por quienes somos

Por estar en dónde estamos…

Por dolor que no encaja en un hombro

El derecho, el que falta

Para poder llorar en él.

El lastimado, el herido.

El que no sangra jamás.

Ahora contigo me siento completa

Sin ti, siento el vacío que me llena

Te veo lejos y te siento en cada roce

En cada mirar…

Ahora que tus ojos volvieron a brillar.

(No, no soy una tonta,

Y sé que no debo de llorar más…

Porque ahora, al fin

Se que te tengo a mi lado)

Se que lo más preciado me has regalado

Esas noches que no fueron más que un pecado

Ahora son una reliquia

Son recuerdos del presente

De lo que siempre quise

De lo que deseé

De quien siempre amé

Incluso sin saber…

Te llevaste mis pendientes

Y yo me quedé con tus pupilas

Amor sin heridas

Cuánto tardarás más…

En hacernos gozar

En un hechizo

Que nos funda en una espiral

Por miles de siglos

En una profunda oscuridad…

Akelarre

noviembre 2, 2008

El caldero hervía, sangre y corazones dentro había; mientras el vapor con la niebla que salía de entre los árboles las envolvía.

Bailaban desnudas en un círculo, eran no más que mujeres, todas de una belleza inimaginable… Siempre lujuriosas, odiadas, y unidas por un mismo fin; el aire hacía que sus cabellos se giraran conforme sus pies  descalzos avanzaban, y en ese bosque ellas mismas profanaban.

No hacían más que sacrificios (quizás humanos) para obtener lo que querían,  pócimas con olor a rosas, venenos y sangre infectada que usaban cuando mataban a hombres porque ellos no las respetaban o se burlaban; cuando ellos incluso ni siquiera las miraban.

El olor a sexo se desprendía del sudor que emanaban, esas feromonas con las que cautivaban por el día, para así salir en busca de alguien; tras una noche de otoño, que era en la que se encontraban… sin incluso hacer acto (preciso) alguno, ellas por las noches volaban y en forma de súcubos a sus amantes atormentaban.

Lastimándolos, tomando lo que de ellos querían, así ellas por los domingos  aquellos se juntaban y en estas fechas llamaban  a sus ancestros, a quienes del infiero clamaban, para así satisfacer sus deseos… cuando ya oscurecía y en ese bosque no se veía más nada,  aunque se buscaran ya sólo se escuchaban las pisadas que en esas hojas secas se daban.