Cuervos

marzo 25, 2009

La montaña lloraba sangre mientras los lamentos de las ánimas que pupulaban en peregrinaciones, tan sólo querían expiar sus culpas.

La acidez de sentimientos; de aquellos que alguna vez sintieron placer ahora eran presas de sus propios tormentos, del pasado que los condenaba sin darse cuenta de que ellos mismos ataban esos grilletes en sus muñecas y tobillos.

El aliento de los suspiros se había extinto y ahora sin aire que respirar, se encontraba un remolino salido del propio cielo, de alquien que los vigilaba, quien en un grito hizo que vidrios de las ventanas se quebaran y entraran por los ojos de los tuertos; el mar sucumbió ante las plegarias y encolerado sacudió a la montaña y a quienes se encontraban en ella. Las lágrimas de sangre ahora eran ríos de fuego que la boca de la montaña que escupía con asco y desilusión de lo que había pretendido ser o tener.

Todo había sido una farsa; la peor de las farsas era haberse encontrado con quienes cometían esos «errores» los  mismos que disfrutaban de tales y después afligidos se flagelaban con coronas de espinas y látigos; los mismos que antes habían usado, no sólo en sus fantasías.

La tempestad se desató ante la furia de los dioses y así hizo desaparecer la montaña para no hacerla sentir nunca más y como en otras civilizaciones quedó recordada, cómo lo que fue, por sus habitantes, por sus hábitos y por la maldición que los tenía más que hundidos en el mar de lava, carcomidos por gusanos y con la carne hervida por el arrepentimiento y los pensamientos del «…Y si hubiera…».

Pero no hubo más rendición, ni escape, todo se hundió y esas almas afligidas quedaron apagadas, calladas como las flamas de las velas en los candelabros que nunca más se utilizaron para la última cena.

Lo que se recuerda es la montaña, aquella montaña llamada de Los Cuervos, de esas almas con caretas y disfraces, sin luz, de esas mismas que aprovechando su ventaja, hundían sus deseos en lo profundo de otros ojos, mientras el viento sólo arrebataba llantos y clamos, súplicas que ahora sólo se escuchan en tardes, cuando alguien busca el arrepentimiento de aquello que sabe que hizo mal, cuando recuerda a la montaña sangrante, cuando los cuervos por sueños le persiguen.

Cuando los cuervos surcan los bosques y las colinas croacando… asustando a los arrepentidos. Haciendo memoria de lo que un día pasó, y de lo que podía pasar; de ese miedo que muchos tienen, pero que no se atreven a enfrentar.

Mirar a un cuervo en ese camino, mirar sus ojos de fuego, su brillante plumaje, temblar de miedo y no bajar la mirada, pues puede que sea una de esas ánimas y te lleve a las tinieblas y te impida disfrutar de los placeres que disfrutarás; tal vez, si llegas a estar vivo, de nuevo.

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Canción de Primavera

marzo 24, 2009

Salen los niños alegres

de la escuela,

poniendo en el aire tibio

del abril canciones tiernas.

¡Qué alegría tiene el hondo

silencio de la calleja!

Un silencio hecho pedazos

por risas de plata nueva.

Voy camino de 1a tarde,

entre flores de la huerta,

dejando sobre el camino

el agua de mi tristeza.

En el monte solitario,

un cementerio de aldea

parece un campo sembrado

con granos de calaveras.

Y han florecido cipreses

como gigantes cabezas

que con órbitas vacías

y verdosas cabelleras

pensativos y dolientes

el horizonte contemplan.

¡Abril divino, que vienes

cargado de sol y esencias,

llena con nidos de oro

las floridas calaveras!

Federico Garcia Lorca

Atrapada

marzo 20, 2009

Caí dentro de esa caja; cuando abrí los ojos me percaté de que no había ni una salida, ni una entrada. Estaba acostada en forma fetal, no había casi aire y todo era negro en derredor. El poco aire enviciado ya tenía el aliento de sus recuerdos y veía entre mis manos arrugas, que se desfiguraban cuando movía los dedos y con las pupilas dilatadas vi que sólo eran mis venas saltadas por la alta presión sanguínea y la «atmósfera».

No sentía miedo, el miedo se da ante lo desconocido, y ahora yo simplemente tenía angustia, por no saber lo que podría pasar.

¿Cómo había llegado allí?

¿Cómo podría salir?

¿Estaba sola o me acompañaba?

Sentía su aroma de frases, su acento en mi voz.

De tanto pensar quedé dormida, tenía las manos sujetando fuertemente mis rodillas y me encontraba desnuda, temblaba de frío y tenía fiebre. Desperté temblando y miré hacia todos lados, los cuales parecían los mismos, todo era oscuridad y sentí debajo de mis pies descalzos huesos secos y tierra.

Pero seguía sin poder moverme. Me habían cortado las ilusiones. Por primera vez necesitaba usar mi voz, y no servía de nada un grito, sólo quería hablar, quería que se me escuchara. De nada servían mis ilusiones. Seguía pensando en cómo subí esas escaleras, seguía pensando en esa niña que se reflejaba en los espejos con marcos dorados, sentía el fuego que me consumía. Todavía.

Poco a poco pude ver más claro…

Me di cuenta de que las uñas de mis manos habían sido recortadas, y mis ojos estaban secos; quería llorar pero no podía y lo poco que veía era distorsionado. Sabía que eran mis manos pero no las reconocía, esas arrugas en forma de venas me asustaban y me hacían pensar en mi edad.

La angustia me apresaba y yo no podía más que tocar mi pecho y rogar no más por ese estado. Cerré los ojos y sentí un resplandor que hizo que me sobresaltara. Cuando abrí los ojos ví que era un sueño, que me encontraba en esa vieja cava, dónde a mis 5 años me escondía con libros y cuadernos; esa vieja cava que guardaba todos mis secretos, y no me podía mover porque esa niña ya había crecido; y la posición fetal significaba que quería el regreso.

El regreso – ¿ a qué?

-¿Era la felicidad acaso?

Cuando vi el respandor con los ojos abiertos vi que estaba en un cuarto blanco, sin ventanas, sin puerta, sin cama.

Lo más increíble era que YO misma me veía… mi cabello estaba suelto y estaba cada vez más delgada, sabía que era yo, pero no era mi cabello. Seguía pensando en aquellos huesos que sentí por debajo de mis pies… eran los recuerdos, eran los muertos de ese incendio en los que sobrevivió la nena de 7 años.

Seguía viendo y oliendo soledad. Antes sentía su compañía de una forma u otra, pero ahora seguía sintiendo ese daño, ese dolor y grité hasta quedarme afónica, pero no hubo ojos que leyeran mis labios. Cuando me recobré de ese ataque de histeria me percaté de que estaba atada por las muñecas y por los pies…Era una presa y tenía miedo.

Era una presa de mi propia mente y mi mayor miedo era lo que vendría después, pues estaba en un hospital y sabía que no quería.

-No sabía qué-

Escuchaba guitarras, entoné canciones y lloré sangre, como mi último adiós y me dolió… recordar me dolió.

Quería estar fuera de ahí, quería a quien me acompañó en la oscuridad, no quería a mis recuerdos, ni quería a ese hospital… pero no pude despertar.

Acepté vivir ahí, sin comer y viendo una cabellera que nunca crecía y sintiendo unas manos que no eran mías. Aprendí a recordar, acordé con el sufrimiento y la soledad un trato y así no me dejaron más sola. Me hicieron escribir y aún sigo esperando a aquél que lee mis labios desde siempre, que conozco desde antes que estuviera aquí. Aquel que soñé siempre, quien me hizo reír, por quien viví y por quien tan vez morí, por quien perdí, por quien ha sido mi más grande premio.

Aquel que ahora está en mi mente, quien me acompaña siempre, quien me hizo girar, quien me hizo caer, está conmigo, pero aún así lo sigo esperando, y sigo teniendo miedo.

Mi voz no se escucha y yo, ahora que ahora le encuentro un sentido a la vida, se lo quiero dar. Quiero terminar este sueño, quiero salir, quiero respirar, ya no quiero recordar, pero quiero escribir, y estar con él, que (suena raro) es mi sueño más lúcido, el más vívidoy al que más miedo le tengo. Por lo mucho que significa para mí. Ese que se adueñó de mis sueños y de mi propia mente, quien tiene mi vida y todo lo que puediese valer en sus manos… Aquel que necesito para despertar y no tener miedo a otro sueño más, para abrir los ojos y ver que es el sueño que se hizo realidad. Y no tener miedo jamás… de mi misma. De mis trampas y de no poder ser YO, de ser sólo Mi Mente…

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Dueles

marzo 20, 2009

Te echo de menos.

Te extraño.

Tengo frío y necesito tus brazos.

Quiero que me tengas para no dejarme ya.

Arrópame entre tus besos y caricias.

No vuelvas a dejarme nunca más.

Aleja esas pesadillas de mi mente.

Quita esa niebla de tus ojos;

Y así muéstrame la felicidad.

La que me dan esas pupilas cuando me miran.

La que demuestra tu sonrisa,

antes afligida.

Cuando me enseñas el significado

De lo que no conocía,

Cuando me das el privilegio de ser esa.

La única en tu vida,

Cuando sé que eres mío y

Cada día más me duele tu partida.

Te echo de menos.

Te extraño.

La Reina Celta

marzo 15, 2009

Ella se viste de verde
Sus vestidos son la misma joya de la isla.
Se esconde de entre los árboles del bosque.
Y en las ramas se escucha el susurro de su nombre.

Las luciérnagas reposan en su cabello
Formando así una corona dorada.

Cuando cae la lluvia queda
su aliento; imprengnado de melancolía.
Las colinas silban su nombre.

Las noches con estrellas son súbditas
ante su belleza.
Entona canciones con el arpa
que lleva debajo de su manto.

Ciega a mudos.Y enloquece con vicios.
Adorada y abnegada.
Olvidada y siempre recordada.

Carga una daga envenenada.
con empuñadura de cuero y oro.
Atada a su cintura.

Vigila silenciosa a las gemas preciosas.
Sus hijas, hadas tintineantes, amantes juguetonas.

Camina sonriente con su mirada fija
A los 4 puntos que dan al mar.
Busca la tristeza.

Y así roba almas que rondan en pena.
Matando corazones que silencian amores.

Abre puertas a lo indescifrable
Otorga oportunidades a lo imposible
Y da bendiciones a quien cree en ella.

Ella es la reina y otorga más que felicidad.

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Cenizas

marzo 15, 2009

Lluvia impávida de sentimientos atrofiados. Extravaganza inconfundible de llantos y penares. Adioses y canciones guardados en un lugar llamado el olvido.

Fuego extinto, que arrasó con todo a su paso, que quemó lo que era la llama viva de lo que ahora ya murió.

Mi voz quedó grabada en un cajón que guardaste, cuando no soportaste esa canción, te fuiste y después pediste una disculpa, ahora me ves y te escondes, ahora ya no escribes, ahora no eres quien fuiste.

Hirviendo; en contra del reloj, queriendo lo imposible, con un hombro lastimado y un codo quebrado, a la batalla decías que ibas, pero siempre regresabas; regresabas regordéandote de los propios triunfos que nunca ganaste.

No se siente el ardor, ya no quema, ya no duele. Esta fue la última vez, con esa guitarra y con mi voz, con una mirada y este adiós. La flama se extinguió y quedaron cenizas de lo que un día se vivió, ahora ya no están. El viento se las ha llevado en un arranque tempestuoso y con un soplido, las ha quitado del camino.

Llueve en forma ácida, verde para ti. Te hundes y yo; gracias a esa despedida renazco. No por amor, sino por fuerza, por libertad, porque es mi destino, porque soy fuego y lo único que mataste fue lo que había; los sueños. No me recuerdes más, que no te volveré a ver, ni te diré lo que quisiste escuchar la última vez.

Amorfa distorsión en un juego de batalla, en el que cada quien toma a su peón, y en el que se escuchan las cuerdas de ese pasado, que quedó grabado, y ahora ya olvidado.

Lo dije; no sabía si debía de agradecer, porque no creo que lo merezcas, pero hoy por hoy esas cenizas que veo en el viento pasar, se que vuelan para ya no regresar jamás y no creer en el fuego de un amor. Creer en un ave, creer en mí. Fénix.

Cenizas… tus despojos de ambiciones maltrechas. Adiós.

Parque de Diversiones I

marzo 8, 2009

No todos nos divertimos de la misma forma, no todos percibimos la diversión como tal, incluso en uno de esos parques, en una de esas ferias, en las que las emociones se desbordan y se distorsionan.

¿Quien no ha estado en uno de esos parques me pregunto?

o

¿Quien no? – Mejor dicho.

A mi me ha tocado estar en la Rueda de la Fortuna, dentro de la Casa de los Espejos.

Otros han preferido estar jugando en los casinos, apostando.

Unos sólo bebiendo, algunos más en la silla voladora y los que más en la montaña rusa o en las llamadas casas del terror.

Las emociones y sobresaltos se hacen presentes, el ruido no se nota y todos hablan a gritos sin darse cuenta. Todos están enfurecidos y cómo no haber de estarlo.

Cuando se está dentro de un juego. Cuando los juguetes somos los que estamos dentro, cuando con nosotros se divierten, con nuestras emociones, con nuestros sentimientos, con nuestro tiempo y dinero. Con los amargos sinsabores de recuerdos en la piel, con los atormentados reflejos que no queremos ver, con el tempestivo aire que agita el cabello, mientras subes a algún juego, en el que das vueltas y vueltas, girando más y más, cuando la tempestad de risas desde afuera cae sobre nosotros, niños, no más que eso. Quienes no han podido escapar.

Se ha visto el fuego en el cielo y las estrellas chocar, eclipsadas por la pólvora.

Un parque de diversiones, una vida, la de muchos, y los sentimientos que esconde cada juego, dentro de nosotros y quienes nos miran y/o pueden manejarlos o manejarnos, quizá a lo lejos. Esas miradas brillantes que no alcanzamos a distinguir por el eco de los mareos, las distorsiones.

Ahí están.

Ahora, dime ¿ lo has sentido?

Esto es sólo una pequeña introducción.

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Renovación

marzo 8, 2009

Nunca supe en realidad por qué empecé a escribir en este blog, ha sido el quinto ya y sin dudas mi preferido.

Supongo que el escribir siempre fue un escape para mí; desde niña.

Cuando empecé no lo hacía público, y en realidad escribía sin percatarme de la ortografía, como un pintor cuando sólo lanza pinceladas en el lienzo, pero con mucho entusiasmo y empuje. Se dió a conocer el espacio y traté de esmerarme en ciertos puntos.

Sí, soy perfeccionista, aunque no se note mucho por aquí. Cómo he escrito o han leído, «No todo lo que aquí se escribe es real, pero tampoco es fantasía» así es como veo las cosas en mi propia perspectiva o retrospectiva no lo sé.

Se ha hablado de mí, han querido conocerme, nunca he puesto una fotografía mía en este espacio, por lo menos no de mi rostro o de lo que habitualmente hago, que en realidad es escribir, escribir, escribir y tener unos dolores interminables de cabeza, por tanto pensar.

Soy escritora y me han bautizado como filósofa, y he encontrado a lo largo de los años personas con quienes realmente me da gusto compartir lo que hago, como también he visto personas que no tienen más que dos dedos de frente y ni siquiera pueden escribir algo con sentido o sin faltas de ortografía, hay quienes me han elogiado, han quienes me han calumniado y lo peor y más denigrante es recibir insultos, por algo que realmente no sé que fue.Se han robado mis textos para tesis, mis cuentos para someterlos a concursos en los cuales han sido premiados.

He publicado bajo mi nombre en diversas ocasiones, pero no he recibido lo que me correspondía en muchas otras.

Hoy por hoy enfrento una nueva realidad, regreso a lo que nunca fui, tengo miedo, pero tengo una meta y es lo más importante ahora.

Quiero agradecer a esas personas maravillosas que me han apoyado y alentado, quienes me han aceptado con todo esto y más. Quienes me han ofrecido su amistad incondicional.

La no creyente ahora se siente bendecida, sus piernas brincan como las de una niña y la bailarina sigue girando en la cajita musical, en ese joyero que anhela deseos hechos realidad.

Soy la misma, no se confundan, sólo que ahora me he renovado y un barco listo para zarpar me espera.

Empieza otra parte de mí, y lo escondido ahora  (tal vez) salga  a la luz, aunque sea de poco en poco.

Si me siguen lo podran observar. Esta noche es el inicio de una continuación.

La motivación y los sueños me tienen atada por el estómago y las cuerdas vocales.

Las emociones se concentran en mi pecho y me hacen casi explotar.

Pero este es el inicio de el nuevo cambio, de la renovación, del ser, del estar, de no pensar en un pasado ya más.

Tolerar el dolor y ser lo que siempre he sido. Los personajes de el primer libro han cambiado, pero no el principal, ni su esencia.

Las letras, los pensamientos y la música de fondo seguirán estando aquí. Como yo lo haré.

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Real

marzo 8, 2009

Te regalo una rosa desnuda de espinas.

Te entrego lo que soy en el más puro de los sacrificios.

Camino hacia la luz del Sol; pensando en ti.

Caigo en los huecos que el deshielo hace en la nieve; todavía.

Voy bañada en tus besos.

Y perfumada con tus abrazos.

Fumo las cenizas y la niebla en derredor.

El asfalto lo hace casi imposible.

Pero llego. Casi he alcanzado la meta.

Volando hacia ti.