La Fiesta de los Sueños…

diciembre 31, 2008

Que este año que empieza, se lleve los malos momentos, que se olviden los recuerdos amargos, que la belleza se inmortalice en felicidad, que todos vuestros deseos se vuelquen en una realidad.

Que en esta noche como en tantas otras, la abundancia, la elegancia y la alegría os acompañen, que sea dicha, ya nunca más desdicha, que en el inagotable tiempo en que duren las doce campanadas, los corazones latan más fuerte y que esa experiencia quede grabada en vuestras mentes, el eco de la esperanza, el que nos une en cada fecha como esta, en que la noche se convierte en día sin sentirlo; en dónde vemos una muerte y un renacer…el que todos esperamos.

Que sea una noche de regocijo, de anhelos, de ilusiones, de metas trazadas y por supuesto enfocadas, que una nube de humo os envuelva y os perdáis en un instante de desmedurada reflexión, un segundo y enfocar el lente en lo que hay; el aquí y el ahora… que sigáis en este camino que nos ha trazado el destino, que el sonoro péndulo de cada reloj de nuestro lugar, nos haga recordar que no más hay que llorar, ni por recuerdos, ni por aquellos que no están, que hay que seguir y no mirar atrás, hay que avanzar y ¿por qué no? entre dolor…Festejar!

Os deseo un muy feliz año con metas, logros y sobre todo lleno de sueños cumplidos!!!

Que las burbujas de ese champagne sean las culpables de sacar los corchos y que así vuelen por el aire, y se vean volando… no los corchos… sino vosotros!!!

Y que esas mismas burbujas traigan besos, y risas, AMOR Y SALUD, y por supuesto que la amistad sea lo que nos una más y con una copa y quitándome el sombrero brindo por que todos recibamos un grato, grato 2009.

La fiesta de los sueños ha comenzado…

Feliz Año Nuevo!!!

Les desea Vampiresa

There is an End

diciembre 31, 2008

Words disappear,
Words weren’t so clear,
Only echos passing through the night.

The lines on my face,
Your fingers once traced,
Fading reflection of what was.

Thoughts re-arrange,
Familar now strange,
All my skin is drifting on the wind.

Spring brings the rain,
With winter comes pain,
Every season has an end.

I try to see through the disguise,
But the clouds were there,
Blocking out the sun (the sun).

Thoughts re-arrange,
Familar now strange,
All my skin is drifting on the wind.

Spring brings the rain,
With winter comes pain,
Every season has an end.

There’s an end,
There’s an end,
There’s an end,
There’s an end,
There’s an end.

24 de Diciembre

diciembre 31, 2008

Luna que fue concebida.

Años que se vieron formados en recuerdos.

Estrellas en los salones.

Enlazados por algo más que intangible.

Bailando un vals interminable.

Risas y sonrisas.

Vino y besos robados.

Mordidas de tus labios.

Mientras arañaba tu espalda.

Canciones de entre tus dedos.

Rizos al aire, hundido en mi perfume.

Vueltas y giros, piruetas y desfiguros.

Flotando…

Cristales Rotos.

Noche interminable.

Fantasía sin igual.

Amanecer dentro de un columpio que sonreía.

Felicidad y Alegría.

Tú y yo de nuevo.

La más pura de las emociones.

Irradiando brillo entre las copas.

Danzando entre sábanas rosas.

Buscando un lugar que siempre me perteneció.

El mismo que has encontrado desde hace tanto.

Iluminando las noches que se volvían días.

El amor de una ilusión se transformó en realidad.

Y en estas noches como días,

no hubo más que alegorías, dichas y nunca mayor alegría.

Sólo con el nacimiento de ella.

Dedicado a el mayor de mis amores…

La Nieve de Diciembre

diciembre 29, 2008

La nieve se había convertido en escarcha y el resplandor del sol lastimaba los ojos de la princesa que salía en el pequeño carruaje a forma de trineo, cubierta con una capa de piel de oso y un enorme sombrero.

Adentrándose en el bosque se veía la silueta de un hombre; ella lo vió por una de las pequeñas ventanas y dijo al cochero que parara con tres golpes en la madera.

Con sus delicados pies sentía que se envolvía en una espiral al verlo, al reencontrarse con él, de nuevo. Iba caminando tan rápido que sus vestidos eran sumergidos en la propia nieve, lo mismo que sus pies, pero no importaba el frío, ni las distancias con tal de verlo de nuevo.

Se encontraron y en un profundo abrazo se unieron, como si por siglos no se hubieran visto…

Ella notaba algo en él, estaba distante y serio.

No sabía lo que les esperaba, ella siendo una princesa y él no más que un soldado perteneciente al ejército que en guerra estaba, no le podía prometer nada. Y así fue cuando ella se enteró que el joven gallardo iba al frente y aún ante todos los obstáculos que habían vencido, no sabrían si podrían superar este.

Ella le regaló un mechón de sus rubios cabellos y él le dió un pañuelo, el cual estaba impregnado de perfume de narcisos recién cortados.

Se despidieron.

Cuántas noches no le lloró ella en ese mismo pañuelo, cuántas lunas y sufrimientos no pasaron con los días, con esas semanas y esos años que se perdió la belleza y frescura con la que esos delicados pies nunca más se posaron sobre el bosque en busca de un amor.

Viviendo encerrada en el mismo castillo, se dejó morir, una enfermedad muy rara la atacó, sin poderse mover, sin poder hablar, hasta el punto que casi estaba ciega, y ni por esos ventanales se asomaba a ver la gracia de los que pasaban por esas calles, en fechas como estas.

La nieve seguía cubriendo esos cristales y aunque ella no los podía ver postrada en esa cama, sentía como cada copo entonaba una nota, y así se imaginaba una canción, canciones que en su mente componía, ya que ni cantar, ni tocar ningún instrumento se podía ya.

Avisaron a sus padres de un desvanecimiento, una noche de invierno.

Cuando se supo la noticia, ellos subieron las escaleras rápidamente y vieron que en el lecho ya no se encontraba una dama afligida ni mustia, sino una hermosa joven, con los pómulos rebosantes de vida, y en los labios dibujada una sonrisa.

Nadie comprendía esto y cuando pudieron restablecerse de tal shock emocional, pudieron sentir esas ráfagas de aire que entraban por esos ventanales, que estaban abiertos de par en par y así dejaban entrar a la tormenta de nieve… cuando su padre se acercó para cerrar el balcon, escuchó esa melodía, que ella sentía en cada noche junto con esos copos y asomó su cara y vió con gran fragilidad a un flautista que era, el que todas las noches tocaba esa melodía para la princesa.

Era el joven que antes fue soldado y siempre el amor de la princesa…Esa noche, cuando los ventanales se abrieron,  tuvo la fuerza para levantarse y así querer saber el porqué con tal fuerza se habían abierto, y así fue como después de tanto tiempo ella lo vió y se emocionó de tal manera que al decirle que bajaba ya, se recostó y en su mal estado su corazón dejó de latir.

Cuando el médico entró a revisarla a la hora acostumbrada, vió que había fallecido, pero nadie notó otro cambio, hasta que el padre vió el cuadro y se enterneció tanto que no pudo decirle la verdad a aquel hombre y dejó que siguiera entonando la melodía, con la que su hija había muerto de amor pero con felicidad y así él mismo, ese amor fue quien la acompañó durante su enfermedad y su funeral, sin darse cuenta y esperándola eternamente, como ella hizo con él.

Siempre tocaba esa canción, siempre en las primeras nevadas de Diciembre, aunque con el tiempo la canción se hizo del pueblo y así él desapareció, dejando el legado de su amor y una leyenda que ni en sueños ha desaparecido.

¿Qué es?

diciembre 29, 2008

«La Vida es un Paseo entre Hechizos, Lágrimas de Felicidad y un Arcoiris Nocturno…»

BWO

Es lo que me haces sentir…

A Casi un Año…

diciembre 23, 2008

Voy desenterrando cajas que parecen féretros, esas que contienen letras formando palabras, reflejando imágenes de aquellos sentimientos, otro año más está pasando y en un remoto lugar te voy encontrando, te voy mirando, cuando lejos estás ya, cuando me he ido y no sé, en dónde, ni con quien mi mente se encontrará.

Dentro de los cajones por debajo de un cristal, voy guardando canciones, tonadas, melodías que no sonarán más.

Recuerdos dentro de mi nublada y confusa mente, recuerdos de vivencias que surrealmente conocí, de las que apenas y siento su textura, cuando veía tu rostro en la profunda oscuridad, cuando mi cintura se iba desdibujando en un claroscuro de tristeza y ansiedad, provocados por tu miedo y ella; nuestra amiga, la soledad, recurriendo por momentos a la felicidad.

Quien usa sombreros ahora soy yo, quien bebe tinto soy yo, quien te escribe esto, no, no soy yo, es aquella, a la que dejamos en un pasado, en aquel que por senderos se buscó y nunca se encontró, sólo fue sino más que una profunda alusión, como lo que trajiste a su vida, una terrible decepción.

Entre museos nos vimos, entre aquellos canvas descubrimos los años que por siglos habíamos vivido y ahora sé, que fue hermoso, encontrar una felicidad entumecida por el frío de un otoño y ahogada entre risas y vino tinto.

Subiendo en un elevador, cuando yo estaba leyendo un libro, cuando me esperabas sentado en un sueño, en un jardín, reposando junto a un árbol, cuando la lluvia corría por nuestro cuerpo y las gotas se confundían con llanto, cuando con tanta fuerza tomaste mi dedo corazón después de un brindis y este casi se rompió…

Veo a través de grises y empañados ventanales, apenas tu silueta, el reflejo de tu rostro entre libros y ese aroma a rosas que deprime como lo hace el perder un tesoro…

Quebrada, aún duele, siempre dolerá, no por ti, ni por mi, nunca supiste, ni entendiste el porqué, y mientras me encuentro tras la cuarta pared, entre telones veo que diriges mis pasos, los cuales no existen ya que me encuentro en el palco presidencial y sólo se escuchan los fantasmas que en el escenario danzan una melodía de Jazz y de Soul…

La bailarina es destello de un futuro que no surgirá ni emergerá entre nosotros dos y la música apenas la reconozco porque salió de tus oídos; ahora el teatro está solo y nosotros no nos volveremos a encontrar jamás.

Como a pesar de la grandilocuencia y el poder que tengamos, nosotros dos, le pertenecemos a Melpémone, Calíope y en un sueño se todo se disolvió, volviendo de la alegría a la vaga y despesperada comocabizbaja tragedia quien es la gris, la que nos une y la que no nos dejará en paz.

Memories

diciembre 19, 2008

In this world you tried,
Not leaving me alone behind.
There’s no other way,
I pray to the gods let him stay.
The memories ease the pain inside,
And now I know why.

All of my memories keep you near.
In silent moments,
Imagine you’d be here.
All of my memories keep you near,
In silent whispers, silent tears

Made me promise I’d try,
To find my way back in this life.
Hope there is a way,
To give me a sign you’re okay.
Reminds me again it’s worth it all,
So I can go home.

All of my memories keep you near.
In silent moments,
Imagine you’d be here.
All of my memories keep you near.
In silent whispers, silent tears.

Together in all these memories,
I see your smile.
All of the memories I hold dear.
Darling you know I’ll love you,
Til the end of time.

All of my memories keep you near
In silent moments,
Imagine you’d here.
All of my memories keep you near,
In silent whispers, silent tears.

All of my memories…

El Cuervo

diciembre 19, 2008

Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
«Es -dije musitando- un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.»

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
«Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.»

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
«Señor -dije- o señora, en verdad vuestro perdón imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.»
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: «¿Leonora?»
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: «¡Leonora!»
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
«Ciertamente -me dije-, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.»
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
«Aun con tu cresta cercenada y mocha -le dije-.
no serás un cobarde.
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!»
Y el Cuervo dijo: «Nunca más.»

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: «Nunca más.»

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
«Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.»
Y entonces dijo el pájaro: «Nunca más.»

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
«sin duda -pensé-, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de «Nunca, nunca más.»

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir graznando: «Nunca más,»

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
«¡Miserable -dije-, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!»
Y el Cuervo dijo: «Nunca más.»

«¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!»
Y el cuervo dijo: «Nunca más.»

«¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!»
Y el cuervo dijo: «Nunca más.»

«¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! -le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: Nunca más.»

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!

Edgar Allan Poe

Un regalo en mi Cumpleaños pasado…

Una Novia

diciembre 19, 2008

Bajo el manto de la lúgubre noche se escuchaban pasar esos tacones, que no dejaban sino más que una sombra, un despojo, una ilusión, algo de lo que muchos querían.

Ataviada con un velo negro, la novia iba de luto, sesgando vidas a su paso, quitando marcas de las heridas, sintiendo las gotas derramadas por la lluvia y cómo, tras el frío, los árboles pronunciaban su propio nombre.

Por los antiguos castillos se le veía rondar, por esas noches en sigilo, que eran su pesar, un penar…

Guantes que fueron blancos con esperanzas, se tornaron en un negro envoltorio de muerte, mientras iba llorando por esas calles que no eran ya sino destrozos de recuerdos, de una vida no naciente.

Se escuchan esos pasos en su andar, como si los tacones fueran los únicos que existieran… ya.

Escrito el 31 de octubre de 2008

Nunca se esperó al Tiempo

diciembre 19, 2008

El cielo se ha roto y caen pedazos de sueños ya quebrados que entran en el cuerpo, formando heridas colapsadas entre ecos de pisadas que se confunden con el estrépito de esas hojas muertas al caer, al yacer, muertas, como tú y yo estamos ya.

El deseo de tenerte emerge de mis entrañas como si fuese a perderte y quisiera amarrarte a mi con estas palabras, más parece que no bastara; ardo en fiebre por ti, por tus besos, un roce, una caricia y me sumerjo entre las tinieblas para encontrarte, para entre un claroscuro refugiarme en tu luz cegante como amarga y ya no ser quien dije ser, ni que seas lo que eres, menos lo que fuiste.

Encontrar el sendero para ya no perderte, mientras en la intimidad sólo veo sábanas manchadas de sangre, entintadas por dolor y con el olor de melancolía y pasión ya desgastada.

El aire de la vestisca en este otoño apagó la última chispa que surgió de ti… el aire que mecía mi cabello, mientras pensaba que te cantaba, más sólo era una voz que no escuchabas, mientras la imagen de mis labios la tendrás como la última vida entre los dos.

Escrito en Septiembre de 2008…

Nunca se sabe lo que viene de regreso.