Un Día Especial

abril 20, 2008

Una imagen nos puede permitir ese experimento del que se trata la percepción de muchas sensaciones.

Para mí el ver una imagen en blanco y negro representaba soledad, tristeza, vacío… y mucho más.

El ver una en tonos sepias o rojizos me traía recuerdos… de lo que fue, de lo que pudiera ser, de lo que mi mente dictaminara por mis ojos a través de ese momento. De esos momentos que me hacían daño, y que me oprimían como lo han hecho con muchos de nosotros.

Quizá por eso el gris es mi equilibrio y en donde yo encuentro una estabilidad… efímera, pero al fin y al cabo estabilidad ponderable. Tal vez eso no te lo dije, en esa noche viste como corrían mares a través de mis ojos.

El poder de la mente; nuestra propia psique, nos envuelve en una espiral de temores, de viajes inconscientes como de rencores y de amores. El poder de la mente que a veces puede más que uno, cambiar, desfigurar las mismas formas o convertirlas en láminas que lastiman y laceran.Enterrándose en el cuerpo cual dagas yacientes formando llagas y heridas frescas muy pero muy dolientes.

Hacen que sin quererlo, sin hacerlo aquellos más cercanos a ti, te lastimen, y mucho, y pasando las horas consumida y ya reseca por las lágrimas a ríos se vea lo que en realidad es; que se demuestre lo que en realidad se posee, como un control mental, para las mismas emociones, aquellas que por mucho, nos hagan tanto mal, tanto daño.

Siempre se aprende, a través de cada día, como de cada momento que va pasando, de cada año que transcurre, de la edad que no se tiene, de la edad misma que no se siente.

Aquel en realidad fue un día especial; lo dijiste : TE HE VISTO SONREÍR VARIAS VECES.

Después de que me vieras llorar a mares en los que me estaba hundiendo y no dejabas de lastimarme para así ayudarme, por acompañarme, por obtener eso que me habías pedido: Una Sonrisa, una sonrisa mía…

Y ahora el día especial es tuyo, precisamente hoy, aunque en realidad no hayas querido nada, aunque en realidad hayas tenido el mejor de los regalos, aunque por esta vez no sepa bien que escribir.

Porque te lo dije: ¿Alguna vez has sentido el poder del que no te puedes separar, del no saber en qué año estás, ni en qué día vives, ni qué hora es, ni cómo termina o cuando acaba la noche?

Y respondiste: Así vivo TODOS LOS DÍAS.

Es por eso que hoy por hoy no tengo palabras, no tengo las adecuadas, tal vez no haga falta, puesto que no querías nada.

Sólo me resta escribir que me alegra que para ti, el negro y blanco no sea un vacío, no sea una soledad, que los colores sean los que llenen tu vida de matices y de infinidad de contrastes para que jamás llegues al tedio, para que no estés dentro del mismo círculo… para que descanses como lo quisiste desde siempre… o por lo menos desde que te acuerdas.

Desde que nos conocimos, desde el punto en el que veíamos todo y nos comparábamos.

Porque hoy sea TU DÍA ESPECIAL, negro, pero con una paleta llena de una infinidad de colores y mezclas… brindo por ti, porque seas feliz en estos que son tus años, que los empiezas a cambiar por las imágenes de letras que se van quedando fijas en tu mente, en tu subconsciente.

Porque me has enseñado muchas cosas y eres alguien muy, muy cercano a mí, por hacerme pelear y llorar por horas, porque aunque todavía algo duela y traiga recuerdos, denota felicidad, por lo menos para alguien si no es que para muchos o todos los presentes.

Por dejar atrás ya esos tormentos hoy va por ti, en un domingo, un domingo más, que sea este Dia Especial para ti. Porque vengan más momentos de alegría y de locura en la misma oscuridad y el lujo que no todos nos podemos dar, ¡¡¡que ahora sea una vida llena de lujos!!!

Porque aunque me doliera verlo, me gritaras: ¡¿Entonces para qué carajos lo hice?!

¡¡¡FELICIDADES EN TU DÍA ESPECIAL CHOCOLATE!!!

Dibujo: Luis Pintor (Alias Dark Chocolate)

Encierro

abril 20, 2008

Me siento encerrada entre mil paredes, entre cientos de muros invisibles. Nadie me ve, nadie me puede tocar, bien saben que no se pueden acercar porque me lastimarán…más

La única manera de salir es rompiendo lo que hay dentro, que soy yo. Porque no puedo seguir luchando contra algo que no veo, pero que siento, y que me está atacando, que me está infringiendo dolor… sólo veo rejas ya roídas por el dolor y la compasión y aún así existe la envidia y el rencor.

Sin haber puertas, ni ventanas, en realidad no sé de dónde provenga aquella luz tan siniestra que lastima mis ojos, atormentando mi cerebro y causándole más daño del que se pudiese imaginar. Mis propios pensamientos ya están cansados, ya no pueden más. Contra todo esto, no, ya no.

Mil grietas en las paredes se abren, donde no se escucha más que el sentimiento de las lágrimas grises que son un llamado del tiempo en el que ya no estoy, pero en el que sigo existiendo.

Las miradas de los demás son fulminantes, como flamas que se van extinguiendo y comentarios que no son si no ya dichos por el propio mirar, un grito callado y ahogado de incomprensión, el no entender, el preguntar, el no ver pero si señalar, sin siquiera tener un momento de tranquilidad…

Diferenciar de lo que ya es común, un beso tras otro, una sonrisa cómplice, charlas vacías alrededor, pero no sofocar una soledad, una libertad, ¿eso es acaso una vorágine de arrepentimientos ante quienes lo ven?

¿Por qué? Porque lo quisieran tener, porque quieren un sueño y no más de lo mismo, pero no son valientes, no son guerreros, ni lo suficientemente fuertes para asegurar lo que podrían tener pero no tendrán.

Una mesa con dos velas, una de de ellas extinguióse su flama, y el romanticismo quedó como una noche en el frío, una noche sin luna. Eso pensaba yo… cuando iba caminando como tú en unos callejones vacíos con aire arremolinando mis rizos, aire frío, pensando en lo que había pasado años atrás y en el sufrimiento de los demás, porque el sufrimiento se siente, sólo cuando se está sufriendo y es cuando más acongoja, cuando más duele…

Pero la noche no acabó, más un encierro siguió, en la página anterior, que pensé había quedado atrás cuando cerré aquel viejo libro de recuerdos que me sigue acompañando a dónde quiera que vaya, y mes tras mes, hay una luz, una luz que me hace llorar como no he llorado en mil años, más que cuando estás a mi lado…

¿Estás a mi lado? No, parece que no, y no lo entiendo, tal vez porque no quiero, porque el presente y la soledad es una aceptación que parece una revolución contra ti, el pasado; que no has dejado de existir, no, mi vida… no en mi vida, no.

Sólo se que aún te veo, aún me ves y no somos ya más que un acertijo que quizá nadie más pueda descifrar, nadie más que nosotros dos, sin embargo todas esas miradas siniestras nos apuñalan y no nos importan, nunca nos importó, pero ya no quiero salir, ya no me quiero hundir, ahora, ahora sólo me quiero fundir, fundir en ti.

Por eso me encierro, harta del mundo y de sus circunstancias, de lo que dictaminan las voces fingidas a susurros, por los llantos que tengo por días, por esas lágrimas que recorren mi cuerpo y que denotan mi edad que es más de la que ya aparento… los años, el tiempo, las distancias, la espera… son sólo pensamientos, son una espiral en la que doy giros y giros mientras esas lágrimas queman mi piel, por emoción, por felicidad, por rencor, por el más sublime dolor.

El encierro me consumió, más no me perdió que sigo aquí, y mientras siga en mis noches de luna llena como la de hoy, saldré y te buscaré, no importa en que lugar estés, ni cuanto en mi travesía tardaré.

Romperé contra esos muros, lucharé como he luchado y sólo para estar a tu lado.